PUNTO DE VISTA:
Dionisio Romero P. Economista *
6 Julio 2011
En los últimos 10 años, el mal llamado modelo económico “neoliberal” ha permitido que empresarios privados (los micro, pequeños, medianos y grandes) inviertan su dinero, logrando que nuestra economía crezca más de 6 % anual, casi el doble del promedio sudamericano de 3,3%.
Esto hizo que el producto bruto interno per cápita crezca en 165%, que el empleo formal se incremente en más de 40% y que los impuestos pagados por los contribuyentes se tripliquen en el mismo período.
En los últimos 10 años, el mal llamado modelo económico “neoliberal” ha permitido que empresarios privados (los micro, pequeños, medianos y grandes) inviertan su dinero, logrando que nuestra economía crezca más de 6 % anual, casi el doble del promedio sudamericano de 3,3%.
Esto hizo que el producto bruto interno per cápita crezca en 165%, que el empleo formal se incremente en más de 40% y que los impuestos pagados por los contribuyentes se tripliquen en el mismo período.
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Con mayores ingresos, el Estado ha podido financiar más programas sociales que –junto con el mayor empleo– han logrado reducir la pobreza de 54% a 30% y la extrema pobreza de 24% a 10%; el mayor avance de cualquier país latinoamericano.
Según el GINI (índice que mide las diferencias de ingresos entre ricos y pobres), con este esfuerzo hoy el Perú es un país más equitativo, con menores diferencias entre ricos y pobres que Argentina, Brasil, Colombia, e incluso Chile. Por estos logros, se nos reconoce en todo el mundo, no como el modelo neoliberal, sino como el “Milagro Peruano”. Reconozcamos, entonces, con orgullo nuestro modelo económico peruano, que ha comprobado ser mejor que el brasileño (país en Sudamérica con mayor inequidad), que el chileno y ciertamente que el venezolano.
Sin embargo, no cabe duda de que aún tenemos grandes y graves problemas que atender. Los peruanos hemos votado por el cambio, pero para lograr el éxito es indispensable mantener nuestro modelo económico. Según las encuestas, los cambios que demandamos son la erradicación de la corrupción en todas sus formas y una mejora sustantiva de la seguridad ciudadana. También pedimos mayor inclusión, es decir que los beneficios del exitoso modelo económico peruano lleguen a todos.
Si queremos que los beneficios lleguen a las personas más pobres, los impuestos generados por la empresa privada y demás contribuyentes se deben invertir de manera correcta y oportuna para:
Según el GINI (índice que mide las diferencias de ingresos entre ricos y pobres), con este esfuerzo hoy el Perú es un país más equitativo, con menores diferencias entre ricos y pobres que Argentina, Brasil, Colombia, e incluso Chile. Por estos logros, se nos reconoce en todo el mundo, no como el modelo neoliberal, sino como el “Milagro Peruano”. Reconozcamos, entonces, con orgullo nuestro modelo económico peruano, que ha comprobado ser mejor que el brasileño (país en Sudamérica con mayor inequidad), que el chileno y ciertamente que el venezolano.
Sin embargo, no cabe duda de que aún tenemos grandes y graves problemas que atender. Los peruanos hemos votado por el cambio, pero para lograr el éxito es indispensable mantener nuestro modelo económico. Según las encuestas, los cambios que demandamos son la erradicación de la corrupción en todas sus formas y una mejora sustantiva de la seguridad ciudadana. También pedimos mayor inclusión, es decir que los beneficios del exitoso modelo económico peruano lleguen a todos.
Si queremos que los beneficios lleguen a las personas más pobres, los impuestos generados por la empresa privada y demás contribuyentes se deben invertir de manera correcta y oportuna para:
1) mejorar la calidad de la educación y las instalaciones educativas;
2) construir carreteras, puentes, electrificación y obras de agua y desagüe; 3) mejorar los servicios de salud;
4) mejorar el sistema de seguridad ciudadana; y
5) desarrollar programas sociales competentes.
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Estas son responsabilidades del Estado Central, Regional y Municipal, pero por lo general, hasta el momento, estas entidades no logran invertir adecuadamente nuestros impuestos.
Ejecutar a plenitud los objetivos antes mencionados nos asegura una mayor inversión privada, pues esta requiere de infraestructura, personal calificado y de seguridad ciudadana, lo que redunda en la creación de más empleo. No es un sistema perfecto y no está libre de problemas, pero funciona y ha funcionado en todos los países del mundo que han salido adelante, incluyendo nuestro país.
¿Debemos cambiar entonces nuestro exitoso modelo económico que ha reducido la pobreza y fomentado la equidad por el ineficaz e ineficiente manejo estatal, que no ha utilizado bien el dinero de las recaudaciones para desarrollar infraestructura básica, mejorar la educación y salud, y la seguridad? ¿Quieren acaso nuestros compatriotas de la sierra sur y de la Amazonía menos inversión y menos oportunidades de trabajo? Estoy seguro de que no. Lo que reclaman más bien es inversión con respeto al medio ambiente y a los derechos y costumbres de los pobladores de las zonas donde se desarrollan los proyectos.
Las cifras no mienten y comprueban que el actual modelo económico peruano funciona. Lo que debe mejorar es la estructura y trabajo del Estado. Por lo tanto, los gobernantes, intelectuales y nosotros, los empresarios, debemos trabajar de la mano para superar las deficiencias del aparato estatal, que no permite una adecuada inversión de nuestros impuestos. Finalmente, el objetivo debe ser uno: que el Perú logre ser un país del Primer Mundo. Estamos en camino, no perdamos la brújula.
[*] Presidente de Credicorp
Ejecutar a plenitud los objetivos antes mencionados nos asegura una mayor inversión privada, pues esta requiere de infraestructura, personal calificado y de seguridad ciudadana, lo que redunda en la creación de más empleo. No es un sistema perfecto y no está libre de problemas, pero funciona y ha funcionado en todos los países del mundo que han salido adelante, incluyendo nuestro país.
¿Debemos cambiar entonces nuestro exitoso modelo económico que ha reducido la pobreza y fomentado la equidad por el ineficaz e ineficiente manejo estatal, que no ha utilizado bien el dinero de las recaudaciones para desarrollar infraestructura básica, mejorar la educación y salud, y la seguridad? ¿Quieren acaso nuestros compatriotas de la sierra sur y de la Amazonía menos inversión y menos oportunidades de trabajo? Estoy seguro de que no. Lo que reclaman más bien es inversión con respeto al medio ambiente y a los derechos y costumbres de los pobladores de las zonas donde se desarrollan los proyectos.
Las cifras no mienten y comprueban que el actual modelo económico peruano funciona. Lo que debe mejorar es la estructura y trabajo del Estado. Por lo tanto, los gobernantes, intelectuales y nosotros, los empresarios, debemos trabajar de la mano para superar las deficiencias del aparato estatal, que no permite una adecuada inversión de nuestros impuestos. Finalmente, el objetivo debe ser uno: que el Perú logre ser un país del Primer Mundo. Estamos en camino, no perdamos la brújula.
[*] Presidente de Credicorp
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