lunes, 14 de febrero de 2011

ALAN /DE) VUELVE !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Lun, 14/02/2011 . Por Augusto Álvarez R.

El presidente que fingía no saber nava de Nava.

Lo que un sector del Apra pensó que sería un golpe contundente a Alejandro Toledo se convirtió en un búmeran que acabó estrellado en el corazón de un gobierno en el que, a medida que se acerca su final, aparecen más evidencias de que, donde se pone el dedo, salta la pus.
Fernando Rospigliosi (‘Narcopolítica’) y Marco Sifuentes (‘Para entender el caso Caretas-Nava-Sánchez Paredes’) se encargaron ayer, en sus respectivas columnas dominicales, de recordar y resumir los sólidos y crecientes indicios de la vinculación del clan Sánchez Paredes con el gobierno aprista.
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Hablar de ‘gobierno aprista’, sin embargo, es una generalización injusta para los apristas honestos, pues estas relaciones suelen canalizarse –y beneficiarse– a través de personas antes que de instituciones. En el caso específico del clan Sánchez Paredes, como recuerdan ambos artículos, varios caminos conducen –directamente o vía sus hijos– a Luis Nava Guibert.
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Si Ud. no sabe quién es Nava, no sabe nava de cómo funcionan las cosas en el gobierno aprista y en algunos medios de comunicación. Como ha vuelto a salir a la superficie en estos días, y lo recuerdan Sifuentes y Rospigliosi, Nava sería una suerte de enchufe múltiple de la conexión con el clan Sánchez Paredes.
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Nava es el número dos de Palacio de Gobierno. ¿Puede el número uno seguir mirando al techo, silbando, como si nava pasara? ¿Es posible que, luego de tanta información aparecida desde hace tanto tiempo, Alan García no diga nava de Nava?
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En todo esto no pasan desapercibidos los cinco mil dólares que Alfredo Sánchez Miranda donó a la campaña 2006 del Apra y que ahora, ante el reconocimiento de la contribución, el presidente García cree que puede resolver el escándalo con un simple retorno que hacer recordar esas pintas ‘Alan vuelve’ en las que sus detractores añadían un travieso ‘de’ al medio.
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¿O sea que así de sencilla es la cosa? ¿Ampayan a alguien con un ingreso indebido y cree que lo resuelve devolviendo la merca?
¿De dónde sale la plata de la devolución? ¿Cómo entró? ¿Por qué no se informó a la ONPE del óbolo? ¿Y la camioneta?
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Esto revela la informalidad con que se financian las campañas electorales en el Perú, lo cual beneficia a la corrupción, a lobbies inescrupulosos y, también, a alguna gente que hace de las elecciones una oportunidad de negocio para recibir dinero –hasta en cajas de zapatos– que nunca ingresa al partido.
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Refuerza, también, lo dicho por el presidente García de que a él le ”interesa un carajo un centavo”, lo cual es una implicancia lógica de que –al menos a él– “la plata llega sola, cojudo”.
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La verdad es que el segundo gobierno del presidente García está acabando, lamentablemente, como el primero, con un tremendo olor a corrupción.

domingo, 13 de febrero de 2011

REGLA ORTOGRAFICA

REGLA ORTOGRAFICA

En español, el plural en masculino implica ambos géneros. Así que al dirigirse al público no es necesario ni correcto decir "peruanos y peruanas", "compañeros y compañeras", "hermanos y hermanas", tal como Alejandro Toledo lo puso de moda y lo continuó Alan García, y hoy en día otros ignorantes (políticos y comunicadores) a nivel nacional por TV continúan con el mismo error.
Decir ambos géneros es correcto, solamente cuando el masculino y el femenino son “palabras diferentes”. Por ejemplo: "mujeres y hombres", "toros y vacas", "damas y caballeros", etc. Ahora viene lo bueno: detalle lingüístico; es ¿Presidente o Presidenta?
Entonces, para salir de la ignorancia, aprendamos bien el español y de una vez por todas.
NO ESTOY EN CONTRA DEL GENERO FEMENINO, SINO DEL MAL USO DEL LENGUAJE. POR FAVOR, DEJEN DE SER INCULTOS, DESCONOCEDORES U OCURRENTES. Veamos pues el caso de: Presidente o Presidenta.
En el idioma español existen los “participios activos” como derivados verbales. Por ejemplo, el participio activo del verbo atacar, es atacante; el de sufrir, es sufriente; el de cantar, es cantante; el de existir, existente. ¿Y cuál es el participio activo del verbo ser? El participio activo del verbo ser, es "ente". El que “es”, es el “ente”, y tiene “entidad”. Por esta razón, cuando queremos nombrar a la persona que denota capacidad de ejercer la acción que expresa el verbo, se le agrega la terminación 'ente'. Por lo que a la persona que preside, se le dice presidente, y no presidenta; independientemente de su género.
Se dice capilla ardiente, no ardienta. Se dice estudiante, no estudianta. Se dice adolescente, no adolescenta. Se dice paciente, no pacienta. Se dice comerciante, no comercianta. Se dice cliente, no clienta.
La Sra. Cristina Fernández de Kirchner es la actual Presidente de Argentina. Dilma Rousseff ha recibido las felicitaciones del Presidente García y su Gobierno, como "Presidenta electa", no por motivos ideológicos, sino por ignorancia de la gramática de la lengua española.
Un pésimo ejemplo sería expresarse así: La pacienta era una estudianta adolescenta sufrienta, representanta e integranta independienta de las cantantas y la velaron en la capilla ardienta ahí existenta.
Luego de leer lo anterior, ahora podrán comprobar lo mal que suena Presidenta, ¿no es así? Siempre es bueno aprender de qué y cómo estamos hablando.
Pasa este mensaje a todos, con la esperanza de que llegue a la Casa Pizarro, para que esos ignorantes hagan buen uso de nuestro idioma.

El modelo neoliberal en el candelero Dr. Sinesio

El modelo neoliberal en el candelero



Por Sinesio López Jiménez PUCP

La campaña recién empieza, pero García ya canta una victoria anticipada del modelo neoliberal y de sus defensores en las elecciones generales: “Se acabó el peligro, cualquiera de los que aparentemente tiene ventaja podrá y deberá mantener lo sustantivo del modelo exportador, descentralista, democrático y de la inversión de nuestro país. Creo que pocos piensan en que alguien podría contradecir la voluntad del pueblo peruano”. ¿Cuáles son los que aparentemente tienen ventaja? En defensa de la continuidad del modelo neoliberal García no solo incluye a sus engreídos Castañeda y Fujimori sino que extiende su reconocimiento (es el sapo que tiene que tragarse) a Toledo. García tiene razón en este punto. En efecto, más allá de las diferencias secundarias que presentan los candidatos de derecha, ellos coinciden en el tema fundamental de la continuidad del modelo neoliberal.
Muy orondo García concluye: “Ya no hay un riesgo antisistema como hace apenas cinco años se presentaba en el horizonte”.
Sorprende que alguien que cree saberlo todo tenga una grave confusión conceptual. ¿Quién es el antisistema? ¿Ollanta que quiere cambiar el modelo económico neoliberal extremo o García que amenaza con un golpe de Estado si el líder nacionalista triunfa en las elecciones? Si apelamos a la tradición académica sobre este tema, el antisistema es, sin duda, García. ¿Y cuál es la voluntad del pueblo peruano? Una de las formas de saberlo es revisando lo que la gente expresa en las encuestas. ¿Y qué dicen las encuestas? En la encuesta de IMASEN los que quieren la continuidad del modelo neoliberal y de sus políticas económicas llegan al 25.1% en todo el país. En Lima se encuentra el mayor porcentaje de los continuistas: el 43.6%. En la encuesta del IOP de la PUCP estos se reducen al 12.9% en el país y a 17.4% en Lima.
La mayoría del país quiere, sin embargo, un cambio del modelo neoliberal y de sus políticas económicas: el 73.9% en la encuesta de IMASEN y el 77.7% en la de la PUCP. De ellos el 37. 4% (IMASEN) o el 39.7% (PUCP) quiere cambios parciales y el 36.5% (IMASEN) o el 38.0% (PUCP) pide cambios radicales. Algunos “analistas” (¿o encubridores de la desagradable realidad?) suman, sin embargo, papas con camotes. El 62.5% (IMASEN) o el 52.6% (PUCP), dicen sin ruborizarse, quiere la continuidad o cambios moderados del modelo económico. ¡Eso no se puede hacer, peluches engreídos de la extrema derecha, sin falsear la realidad! Una cosa es la continuidad y otra cosa es el cambio del modelo. Este puede ser moderado o radical, pero es un cambio.
En el comportamiento político de la gente cuentan también sus percepciones de la realidad económica. Ellas son un nivel de realidad de la política. Si la mayoría de la gente cree que a Toledo le fue mejor que a García en lo que se refiere a la situación económica de las familias, la inflación, el empleo y la pobreza así es (más allá de las cifras del INEI de García) y esa creencia se va a expresar en la política. Solo el 17% de los peruanos cree que la situación económica de las familias ha mejorado; la mayoría (40.2%) afirma que ha empeorado y el 39.5% piensa que sigue igual. Las regiones más descontentas son el sur, el centro y el oriente. Es aplastante la percepción de mayor inflación durante el presente gobierno que en el pasado de Toledo. La mayoría cree que hay menos empleo (48.6%) y más pobreza (48.2%). Estas últimas cifras explican, en parte, las preferencias por Toledo. Pero la exigencia mayoritaria de cambio del modelo neoliberal puede terminar afectándolo.
Después de 20 años de vigencia, el modelo neoliberal es desaprobado por la mayoría de país, que demanda su cambio. Pero la mayoría apuesta por los candidatos que quieren la continuidad del modelo desaprobado. ¿Qué está pasando? Una temporal disonancia cognitiva y política que la campaña electoral puede corregir. A través de una campaña inteligente, Ollanta tiene la oportunidad de mostrar la diferencia.

Propuesta Agenda 2011-2016 Por. Dr. Martín Tanaka


MÉDICOS.PERÚ: CAMBIO Y DIGNIDAD


Propuesta de agenda 2011-2016 Dr. Martín Tanaka IEP


Cada elección presidencial se da en un contexto específico que le da un significado particular.
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2006 planteó el tema de la exclusión social;
2001, la institucionalización democrática;
2000, la continuidad o caída del autoritarismo;
1990, la necesidad de estabilizar y hacer gobernable el país;
1985, el cambio social;
1980, la instauración de la democracia.

2011 no tiene tema obvio, como tampoco lo tuvo 1995, por una razón: es una elección que se da en un contexto de relativa estabilidad y prosperidad. En un momento así, la agenda no viene marcada por el contexto, sino que debe ser propuesta por los actores, alrededor de propuestas de futuro, y es precisamente de eso de lo que carecen nuestros candidatos. ¿De qué temas deberíamos estar discutiendo en esta campaña?

Un primer tema central es cómo aprovechar esta buena coyuntura para tomar las medidas necesarias para después no lamentarnos por lo efímero de este momento y por las oportunidades que desaprovechamos. Aquí surgen algunas discusiones necesarias: ¿qué cambios deberían promoverse en el modelo de crecimiento para hacerlo menos vulnerable y más inclusivo?
La investigación e innovación tecnológica aplicadas a estos fines resultan claves, por ejemplo.

De otro lado, ¿no debería ser un asunto central atender el desajuste existente entre nuestro desarrollo económico y nuestro subdesarrollo institucional y político? ¿Qué nuevo tipo de Estado y qué nuevo tipo de política necesitamos, y cómo llegamos a ellos?

Segundo, este momento de bonanza debería permitirnos afrontar una situación que deberíamos definir de escándalo y vergüenza nacional, vinculada a la pobreza extrema y sus efectos, como la mortalidad o desnutrición infantiles. La acción del Estado debe concentrarse en los territorios donde están los peruanos más vulnerables y necesitados. ¿Qué propuestas de desarrollo y política social tenemos para esa población? Esfuerzos en nuestro país como programas de transferencias condicionadas, bonos y pensiones para segmentos especiales de la población son minúsculos comparados a los que se implementan en países vecinos. ¿Nos atreveremos a ser audaces? ¿Se propone alguna otra cosa? Este es un tema no solo de política social, es un tema de identidad y solidaridad elemental entre peruanos.

Para terminar, al final del próximo gobierno estaremos en la víspera de la conmemoración del bicentenario de nuestra vida como república. Ocasión para poner a debate temas identitarios, culturales, valorativos. ¿QUÉ HEMOS SIDO, QUÉ SOMOS Y QUÉ QUEREMOS SER LOS PERUANOS? El país ha cambiado aceleradamente en las últimas décadas, viejas imágenes de nuestra peruanidad y de nosotros mismos envejecen pero no desaparecen, y surgen alternativas que todavía no se consolidan. Necesitamos de nuevos discursos sobre lo nacional, que nos permitan tener una relación constructiva con nuestra historia, que nos ayuden a afrontar las tareas del futuro.
vaga, 2011.

jueves, 10 de febrero de 2011

La salud está necesitando un poco de filosofía

31 ENE 11 | Por el Dr. Carlos Gherardi.
La salud está necesitando un poco de filosofía
La salud no significa simplemente ausencia de afecciones o enfermedades sino que constituye el completo estado de bienestar físico, psíquico y social.

Carlos Gherardi
Clarin.com

Georges Canguilhen, sobre el final del siglo XX, examinó el concepto de salud a partir de la opinión de Emmanuel Kant, escrita doscientos años antes, respecto a su criterio de ver la salud como un concepto vulgar ajeno a las ciencias del saber y unida a la subjetividad de su percepción (sentirse sano, pero nunca poder saberlo). Esta perspectiva quedó ligada para siempre a una visión filosófica y no científica.

Y con el filósofo de las ciencias francés decimos “vulgar, en la necesaria insistencia de no confundirlo con trivial, sino simplemente común, al alcance de todos ”.

Aunque parecería paradójico este examen de la salud cuando se superaron holgadamente los sesenta años de la creación de la Organización Mundial de la Salud, todavía pesa la importancia de haber reconocido que la salud no significa simplemente ausencia de afecciones o enfermedades sino que constituye el completo estado de bienestar físico, psíquico y social.

Todos tenemos la experiencia cotidiana de los crecientes exámenes solicitados rutinariamente frente a una situación fisiológica como un embarazo, el acentuado requerimiento de mayores exámenes frente a un eventual esfuerzo físico en un niño en edad escolar o los estudios auxiliares cada vez más interminables que simplemente se efectúan ante el pedido de una persona en calidad de chequeo.

La ciencia y la técnica piden seguridad y exigen eficiencia , mientras que la eximición de cualquier responsabilidad frente a un evento inesperado requiere más y mayores certificados médicos. Y es muy difícil, dentro de una búsqueda incesante y obsesiva, no encontrar algún número, curva o imagen que no esté como el estándar indica .

El autor francés Jules Romains escribió casi premonitariamente, en 1925, una obra teatral, Knock o el triunfo de la medicina , donde su personaje central, el joven médico Dr. Knock, que reemplaza en la atención de una comunidad rural al viejo Dr. Parpalaid, concluye que la presunta salud de sus pacientes es el testimonio de una persona mal estudiada, exhibiendo en toda su dimensión la existencia del poder médico. Ya en nuestro tiempo, Clifton Meador, en un artículo aparecido en el New England Journal of Medicine la década pasada, y otros autores más recientes nos hablan de la existencia posiblemente ideal de “la última persona sana” que difícilmente podría emerger de un sistema de salud que acepta el concepto economicista del mercado, que crea enfermedades dentro de los sanos, que transforma el envejecimiento en enfermedad y que promete cruelmente la ilusión de la prevención permanente y absoluta.

Y en esta medicalización insoportable de la vida donde todos son algoritmos, estadísticas, scores predictivos de morbilidad y mortalidad y rutas críticas de prevención, diagnóstico y tratamiento, el concepto de “la última persona sana” no es lamentablemente una metáfora sino una dura advertencia a la sociedad de consumo que no será beneficiada ni será siquiera feliz cuando la salud se vende como un artículo más.

En definitiva, la tematización filosófica que propone Canguilhem aleja la salud del concepto de estado (completo de bienestar) como la califica la OMS, adscribe su pertenencia no a la normatización sino a la adaptación cambiante y variable y la subjetiviza hasta tal modo de no poder hablar de una ciencia de la salud. Resultaría más bien una situación de equilibrio constante entre el sujeto y el medio en la búsqueda constante de una relación armoniosa que, según sus resultados, en un caso entrará dentro de la normalidad y en otro dentro de lo patológico. Parece claro entonces que la salud es una cuestión más filosófica que científica