domingo, 21 de noviembre de 2010

Michael Porter en CADE 2010: Izquierda para ejecutivos

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El afamado economista Michael Porter volvió a estar en el Perú con motivo de la Conferencia Anual de Ejecutivos (CADE). Durante su visita anterior, hace un año, las palabras de Porter suscitaron varias críticas - incluyendo la del presidente García quien lo acusó de no conocer la realidad nacional (
ver artículo anterior).
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En esta segunda ocasión, Porter volvió a criticar el modelo económico peruano y auguró que el nivel de crecimiento actual no será duradero si no se hacen reformas sociales y políticas.
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La página web de la Harvard Business School contiene la presentación completa de Porter en la CADE .
Revisándola, queda claro que la posición de Porter frente al Perú sigue siendo crítica y ambigua.
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Por un lado, ve en el Perú uno de los casos más impresionantes de crecimiento económico de la última década. Pero también sostiene que el crecimiento ha sido “altamente heterogéneo” en los diferentes sectores de la población y las diferentes regiones del país. Además, reitera su crítica al modelo económico peruano por su falta de diversificación y su alta dependencia frente al mercado internacional de materias primas.
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Las cifras presentadas por Porter indican que las exportaciones peruanas se quintuplicaron entre 1962 y 2009 (de 4 mil millones de dólares a 20 mil millones). Pero este incremento se debe, sobre todo, a la exportación de bienes con poco o ningún nivel de procesamiento (como es el caso de las materias primas). La exportación de bienes procesados y de servicios sigue constituyendo tan sólo una pequeña parte de nuestras exportaciones.
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Según Porter, las exportaciones dependen en gran medida de la explotación de los recursos naturales y no están integradas dentro de la economía nacional. La mayoría de las maquinarias y los servicios requeridos para estas actividades exportadoras son importados desde fuera.
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Para lograr un crecimiento económico más amplio y menos aislado, Porter sugiere la creación de clusters, es decir, conglomerados especializados en una determinada industria o servicio. Porter admite la presencia de ciertos clusters como el metalmecánico en Lima (cf. de Althaus 2009, 27-30), el agricultural en Piura y los servicios turísticos en el Cusco, pero asegura que estos son aún incipientes y pocos. Además, se concentran (con pocas excepciones) en la costa del Perú.
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Los potenciales de desarrollo no se limitan a la creación de clusters. Debido a su ubicación geográfica, el Perú tiene, según Porter, la oportunidad de convertirse en un hub o eje para el comercio entre Latinoamerica, Asia y Norteamérica. Además, está la propuesta de hacer del Perú uno de los lugares más atractivos para el aprovechamiento de recursos naturales a través de una regulación ambiental eficiente y una infraestructura sólida (especialmente con miras al turismo). Todo esto bajo el auspicio de una población comparativamente joven y una arraigada cultura de trabajo.
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Porter sostiene, al mismo tiempo, que el Perú sólo podrá mantener el nivel actual de crecimiento si logra aprovechar estos potenciales mejorando su competitividad. Para ello se requiere una estrategia enfocada no sólo en el desarrollo macroeconómico sino también en las condiciones sociales y políticas. Estas incluyen el desarrollo humano (salud y educación), un Estado de derecho (seguridad, un sistema judicial efectivo y la ausencia de corrupción) así como instituciones políticas sólidas (estabilidad política y un gobierno efectivo).
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En otras palabras, el buen manejo macroeconómico debe ser complementado por reformas en los niveles sociales y políticos para permitir que el desarrollo del Perú sea sostenido. El problema no es, entonces, la falta de potenciales, sino la falta de un entorno favorable.
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Nada de lo dicho por Porter constituye una verdadera novedad. Los que analizan la gestión de Alan García desde una posición de centroizquierda critican, desde hace buen tiempo, la falta clamorosa de reformas institucionales.
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Pero el hecho de que ahora lo haya dicho (y reiterado) un economista de talla mundial (libre de cualquier sospecha de ser de izquierda) quizá suscite un cambio de opinión en los operadores económicos y políticos que asistieron al CADE. Hasta ahora, cualquier intento de poner en duda el modelo actual ha sido criticado como una interferencia desestabilizadora y retrógada. Pero la ponencia de Porter sugiere que el mayor enemigo del progreso no es un cambio en el rumbo político actual, sino la falta de ello. El perro del hortelano podría estar en lugares insospechados.
Por Bernd Krehoff
Bibliografía:
De Althaus Guarderas, Jaime 2009: La revolución capitalista en el Perú. Lima: Punto y Coma Editores SAC.
Imagen tomada de:
http://www.livinginperu.com/
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La visita del economista Michael Porter al Perú desató un amplio debate sobre el estado de nuestra economía. Alan García rechazó las críticas de Porter al sistema económico peruano acusándolo de no conocer la realidad nacional. Otros han preferido tomar la ocasión como oportunidad para iniciar un debate sobre las fortalezas y debilidades de nuestra economía.
El economista Richard Webb calificó la presentación de Porter como un “sermón” (
fuente: El Comercio). Según Webb, Porter tiene razón en recalcar las carencias del Perú en materia de justicia social, educación, salud, planificación, investigación tecnológica, infraestructura, exportaciones, capacidad negociadora, justicia, derechos de propiedad y formalidad.
Está claro que todas estas carencias afectan la productividad del Perú. Mientras grandes sectores de la ciudadanía carezcan de acceso a educación, salud, justicia e infraestructura de calidad, nuestra población económicamente activa no podrá dar el salto cualitativo de labores básicas (ejemplo: producción de espárragos) hacia trabajos con alto valor agregado que requieren calificaciones profesionales (ejemplo: servicios informáticos).
Al mismo tiempo, Webb se muestra en desacuerdo con la interpretación de Porter, según la cual la economía peruana es altamente dependiente de la exportación de materias primas (principalmente la minería). Durante la última década, hemos visto un verdadero despegue de las exportaciones no tradicionales, sobre todo en el sector textil y el agroindustrial. En ambos casos, las tasas de crecimiento han bordeado los 14% anuales durante la última década, según Webb.
Fritz du Bois, economista y director de Perú21, también habló de “errores” en la presentación de Porter, pero prefirió destacar los retos planteados (
fuente: Perú21). Para du Bois, la solución no está en un Estado más protagónico, sino en “desmantelar el andamiaje estatista-dirigente”. Para tener menos subempleo, la solución es la reducción de los derechos laborales. Para elevar la calidad educativa, la solución es romper el poder del SUTEP. Y el déficit en infraestructura se resolverá, siempre según du Bois, con la entrega en concesión a la inversión privada.
Daniel Córdova, de la Universidad del Pacífico, tiene una visión más positiva con respecto al papel del Estado (
fuente: El Comercio). Para Córdova, el Estado debe desempeñar un rol protagónico no solamente en el acceso a la educación y salud, sino también en la promoción de sectores económicos claves para el crecimiento futuro como lo son la agroindustria, los textiles y confecciones, los servicios turísticos, la pesca de consumo humano y la petroquímica.
En todas estas áreas, el Estado podría facilitar las inversiones mediante incentivos financieros o la mejora en infraestructura. Como ejemplo vale la pena mencionar la agroindustria. Los agroexportadores de Ica o Lambayeque dependen del acceso al agua, pero los proyectos necesarios para garantizar la irrigación de grandes áreas desérticas en la costa tienen un costo altísimo que puede sobrepasar la capacidad financiera de la iniciativa privada. Un Estado con visión estratégica puede cofinanciar estoy proyectos, no solamente para el beneficio de los empresarios y empleados de hoy, sino también para aumentar la atractividad en los ojos de futuros inversores.
Una presentación, muchas lecturas. Michael Porter vino al Perú, irritó a muchos (incluyendo a nuestro presidente) y complació a los que ya estaban hartos de escuchar hablar del Perú como si fuera una maravilla económica. La presentación pudo haber tenido sus errores, pero lo que más importa es que ahora tenemos un debate abierto y controvertido sobre el estado actual de la economía peruana y los retos futuros. Nada peor que un consenso soporífero y superficial. Abajo con la pereza intelectual.
Por Bernd Krehoff
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