martes, 26 de octubre de 2010

LA BUENA ACTUACIÓN DEL GOBIERNO Y EL PUEBLO CHILENOS .El mensaje de un rescate

Por: Enrique Bernales Jurista
Martes 26 de Octubre del 2010

Chile tiene una razón para celebrar y el presidente Piñera un motivo para llorar de emoción y orgullo. No en vano, las banderas de Chile flamean a lo largo de su territorio, como colofón de una gran victoria. Se trata de la mayor operación de rescate de toda la historia de la minería. En cápsulas especialmente acondicionadas, los trabajadores atrapados a más de 600 metros de profundidad emergieron a la superficie desde la entraña de la mina. Una hazaña que llenó de alegría a la humanidad entera.
Resalta la técnica y la precisión de los socorristas, pero sobre todo el mensaje humano que este rescate deja. Por gracia de las pantallas de televisión, hemos podido ver reencuentros familiares intensos, un grado de cohesión y solidaridad en la sociedad chilena que impacta y el apoyo de la comunidad mundial. Repárese que hasta la NASA participó en la aventura, introduciendo el sofisticado elemento tecnológico. Pero, subrayemos también la capacidad del Estado Chileno y el tesón demostrado para priorizar la vida humana.
Detengámonos en este último punto, en el calor humano y en el aprendizaje moral que acompañaron una lección sobre lo que debe ser un Estado. Mientras en varios países del continente nuestro, la demora es un hábito consentido, en Chile llevan a cabo una proeza de celeridad, eficiencia y responsabilidad compartida, que es lo que importa cuando está de por medio salvar vidas humanas.
El Estado Chileno no solo rescató ejemplarmente a los mineros, sino que atacó el problema en todos sus extremos. Fue puntual y preciso en la operación de rescate, pero también lo fue al salvaguardar la integridad de los rescatados y de sus familias, proveyéndoles de auxilio médico y atención psicológica. Incluso, no tuvo reparos en actuar enérgicamente con la empresa a cargo de la concesión. Lo dijo el presidente Piñera: “La mina no se abre hasta que no se ofrezcan garantías de que estos hechos no se volverán a repetir”.
El Estado Chileno ha dado señas, con esta coyuntura, de cómo debe actuar uno moderno y eficiente. Parecía estar preparado para el desastre. Ese es el Estado que cimentó Diego Portales, el visionario chileno que aspiró a convertir su país en un poder regional en todos los ámbitos a través del orden, la eficiencia y una clara visión estratégica.
Este no es, como pudieran pensar algunos, un tema sindical y, por tanto, sujeto a revisiones laborales y exigencias de seguridad (aunque habrá que establecer responsabilidades). Es en realidad un asunto nacional y una lección para el mundo, pues ha quedado demostrado que cuando existen una infraestructura orgánica y gobiernos respaldados por el consenso ciudadano, todo peligro y crisis es superable. Esa es una de las lecciones que todos los países debemos asumir.
Pero estas líneas serían injustas si solo quedaran en el homenaje al Estado eficiente. El reconocimiento mundial debe comprender también al pueblo chileno, a su terca esperanza en recuperar con vida a los 33 sepultados en el derrumbe de la mina. Esa era una tarea nacional y una causa que, como corresponde, se asumieron con paciencia y templanza; pero también con un sentido solidario de respeto por la vida, acompañado por esa fe capaz de mover montañas.

No hay comentarios: