Complicando la gerencia
Por: Ben Schneider Empresario (*)
1 Octubre 2011
La globalización, la tecnología, la inestabilidad y la impredictibilidad han traído como resultado un escenario complejo.
Los consumidores y sus necesidades evolucionan constantemente, haciéndoles la vida más difícil a los empresarios que se esfuerzan por descifrar la mejor forma de satisfacerlos. Aun logrando hacerlo, lo que funciona hoy no necesariamente lo hará mañana. Esta situación dificulta seriamente el mantener las ventajas competitivas.
Mientras crece la complejidad para hacer negocios, también crecen los objetivos que impone la gerencia. Desde 1955 se ha multiplicado por más de seis el número de indicadores de desempeño. De exigir en promedio 6, se ha pasado a 40.
Para responder al reto, los gerentes han complicado la gerencia de manera alarmante. A través de una encuesta a más de 100 empresas globales, el Boston Consulting Group ha creado el Índice de Complejidad, para tratar de medir cuán grave es el problema. El resultado de la investigación arrojó que, en los últimos 15 años, la cantidad de procedimientos, capas gerenciales, órganos de coordinación y niveles de aprobación han crecido casi 350%.
Esta situación impone un alto precio al funcionamiento de la firma. La encuesta dio a conocer que los gerentes en organizaciones que se ubicaron en el 20% superior en el índice de complejidad pasan 40% de su tiempo escribiendo reportes y entre 30% y 60% de su tiempo en comités de coordinación con otras áreas de la organización. Esto no les deja tiempo para trabajar con sus colaboradores, los mismos que se enfrascan en esfuerzos poco productivos que terminan impactando la eficiencia y la moral.
El ser consciente de esta situación es el primer paso para lidiar con la complejidad en el diseño organizacional. Acto seguido hay que comprender que no se deben agregar más procedimientos salvo que sean absolutamente necesarios, y más bien desmantelar aquellos que no generan valor. Se debe “empoderar” a los colaboradores para tratar que los problemas no escalen.
El poder de decisión es más efectivo que los incentivos monetarios, ya que involucra y compromete a los equipos, a la vez que fomenta la colaboración y la integración, lo que permite estructuras más ligeras y resilientes, que es justamente lo que se necesita para responder a los retos empresariales hoy.
(*) Presidente de Indra en el Perú. Director del MBA de la U. del Pacífico
1 Octubre 2011
La globalización, la tecnología, la inestabilidad y la impredictibilidad han traído como resultado un escenario complejo.
Los consumidores y sus necesidades evolucionan constantemente, haciéndoles la vida más difícil a los empresarios que se esfuerzan por descifrar la mejor forma de satisfacerlos. Aun logrando hacerlo, lo que funciona hoy no necesariamente lo hará mañana. Esta situación dificulta seriamente el mantener las ventajas competitivas.
Mientras crece la complejidad para hacer negocios, también crecen los objetivos que impone la gerencia. Desde 1955 se ha multiplicado por más de seis el número de indicadores de desempeño. De exigir en promedio 6, se ha pasado a 40.
Para responder al reto, los gerentes han complicado la gerencia de manera alarmante. A través de una encuesta a más de 100 empresas globales, el Boston Consulting Group ha creado el Índice de Complejidad, para tratar de medir cuán grave es el problema. El resultado de la investigación arrojó que, en los últimos 15 años, la cantidad de procedimientos, capas gerenciales, órganos de coordinación y niveles de aprobación han crecido casi 350%.
Esta situación impone un alto precio al funcionamiento de la firma. La encuesta dio a conocer que los gerentes en organizaciones que se ubicaron en el 20% superior en el índice de complejidad pasan 40% de su tiempo escribiendo reportes y entre 30% y 60% de su tiempo en comités de coordinación con otras áreas de la organización. Esto no les deja tiempo para trabajar con sus colaboradores, los mismos que se enfrascan en esfuerzos poco productivos que terminan impactando la eficiencia y la moral.
El ser consciente de esta situación es el primer paso para lidiar con la complejidad en el diseño organizacional. Acto seguido hay que comprender que no se deben agregar más procedimientos salvo que sean absolutamente necesarios, y más bien desmantelar aquellos que no generan valor. Se debe “empoderar” a los colaboradores para tratar que los problemas no escalen.
El poder de decisión es más efectivo que los incentivos monetarios, ya que involucra y compromete a los equipos, a la vez que fomenta la colaboración y la integración, lo que permite estructuras más ligeras y resilientes, que es justamente lo que se necesita para responder a los retos empresariales hoy.
(*) Presidente de Indra en el Perú. Director del MBA de la U. del Pacífico
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