sábado, 11 de junio de 2011

PRONUNCIAMIENTO CMP

PRONUNCIAMIENTO CMP
FRENTE A LOS DESAFÍOS DE SALUD PARA EL PRÓXIMO PERIODO GUBERNAMENTAL

El último sábado 4 de junio, el Colegio Médico del Perú realizó una invocación a los gobernantes que próximamente conducirán los destinos del país, para que asuman los diversos desafíos pendientes en la salud, y recuperen al Perú de la postración en que encuentra sumido respecto esta situación, en comparación con la mayor parte de países de la comunidad sudamericana.
“Creemos que la apuesta por las personas, el desarrollo humano y sostenible del país, así lo exigen”, subrayaron en un comunicado público, cuyo tenor es el siguiente:
El Colegio Médico del Perú, mediante la ley de creación recibe el expreso mandato de propender a mejorar la salud individual y colectiva y cooperar con los poderes públicos en defensa de la salud, condiciones institucionales que lo obligan a pronunciarse sobre los grandes desafíos que emergen de la situación de salud y que exigen respuesta de los actores políticos en disputa por acceder al gobierno nacional.

1. Si bien se puede constatar una cierta elevación del nivel de salud de la población peruana, se trata de una mejoría aun bastante limitada que no guarda relación con el crecimiento económico alcanzado. El estado de salud refleja un perfil epidemiológico complejo, en el que se observa una distribución marcadamente inequitativa que expresa la situación de pobreza, inequidad y exclusión social en la que viven muchos conciudadanos. A modo de ejemplo están las diferencias en la mortalidad materna, así, mientras en Lima muere una mujer por causas relacionadas a su embarazo, parto o puerperio, ocho fallecen en Cajamarca, principalmente en las zonas rurales donde está concentrada la pobreza y exclusión. Igualmente, asistimos al fracaso de las intervenciones de prevención y control de la Tuberculosis pulmonar, en consecuencia hemos pasado a ocupar el vergonzoso segundo lugar en la frecuencia de este daño, en Latinoamérica. Situaciones como estas nos llevan a presagiar el “retorno de las epidemias” a nuestro país.
2. Esta situación exige la puesta en marcha de una reforma sanitaria sustantiva que aborde de manera central la histórica segmentación, fragmentación y burocratización de nuestro sistema de salud. Se trata de “promover la construcción de un Sistema Nacional de Salud Descentralizado y Participativo[1]”, capaz de lograr los objetivos fundamentales: mejorar la salud de la población; responder a las expectativas de las personas y brindar protección financiera contra los costos de la mala salud. Cabe señalar que las diferentes medidas de política implementadas desde hace más de una década: Seguro Integral de Salud (SIS) y recientemente el Plan de Aseguramiento Universal de Salud (AUS), no constituyen soluciones que vayan al fondo del problema y por el contrario, en muchos casos, perpetúan la segmentación del sistema.
3. A su vez, la atención de la salud provista por las organizaciones de salud, también exige una reforma que ponga por delante al ciudadano, sus derechos y necesidades de atención con eficacia, calidad, corresponsabilidad y pertinencia cultural. Es necesario rediseñar los modelos de atención acorde con la complejidad de la atención requerida, donde la persona, la familia, la comunidad y las organizaciones de salud articulen sus esfuerzos a fin de garantizar la integralidad de la atención.
4. La atención de la salud se sustenta en los recursos humanos. Lamentablemente, en este complejo campo se constatan acuciantes problemas en sus diferentes dimensiones: formación profesional y especializada, incorporación al mercado laboral, distribución territorial e institucional, gestión del trabajo y regulación de su ejercicio laboral, entre los más relevantes. Son problemas de larga data que permanecen irresueltos por la escasa o nula intervención del Estado.
5. La década que culminó estuvo abocada a la implementación de la descentralización de la función salud en el marco de la descentralización nacional. El periodo transferencia ha culminado pero las poblaciones del país encuentran que la mayor parte de sus expectativas no han sido satisfechas, por ello es crucial replantear integralmente el proceso de descentralización poniendo por delante los fines y ajustar los medios a estos fines.
6. Estas y otras transformaciones en el campo de la salud suponen una voluntad política del más alto nivel que lamentablemente ha estado ausente en los gobiernos de las últimas décadas. Voluntad que se materialice, de un lado, en la reestructuración del MINSA dirigida a fortalecer su rol de rectoría y dotarlo de la capacidad política y técnica necesaria para promover e implementar las medidas legales, normativas y administrativas necesarias para iniciar y dar sostenibilidad a los cambios antes expuestos, y de otro, en el incremento sustantivo del gasto público en salud.
Es deplorable recordar que el Estado Peruano invierte menos del 2% del PBI en salud, más aun, se hace difícil concebir cómo preciándonos de grandes logros nacionales en el campo de la economía que ha permitido acumular importantes recursos fiscales, no se haya visto voluntad en los gobernantes para transferirlos a la mejora de las condiciones de salud y por lo tanto de competitividad de la población peruana.
7. El Colegio Médico del Perú en representación de la Orden Médica, invoca a los gobernantes que próximamente conducirán los destinos del país, a asumir estos desafíos y recuperen al Perú de la postración en que encuentra sumido respecto de su situación de salud en comparación con la mayor parte de países de la comunidad sudamericana. Creemos que la apuesta por las personas, el desarrollo humano y sostenible del país, así lo exigen.

[1]”CMP. VIII Congreso Médico Nacional. Memoria, Acuerdos y Conclusiones. Lima 2009

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