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Un dato importante de esta segunda vuelta es que buena parte de la derecha, sobre todo la más radical, así como varios medios se han puesto detrás de la candidatura de Keiko Fujimori. La reciente “limpieza” en Canal N y el regreso de Jaime Bayly, contratado por América TV (Canal 4), son pruebas de que la derecha ha decidido “fujimorizarse”, es decir, emplear los mismos métodos de los años 90. Ahora estamos en la etapa de alineamiento de los medios, de repetir un mismo discurso y de atacar en la misma dirección. Ello supone la existencia de un comando de campaña único que trasciende los estrechos marcos del propio fujimorismo para abarcar a otros grupos. Basta leer los diarios y ver la TV para darnos cuenta de las “coincidencias” entre uno y otro medio: levantan los mismos temas y atacan a las mismas personas. Es el regreso al pasado.
Parte de esta campaña es presentar a Ollanta Humala como un candidato que no cumple con su palabra. Se quiere crear un falso problema con el argumento de que lo que vale es el programa que presentó Gana Perú en la primera vuelta ante el JNE. Este planteamiento es burocrático y leguleyo. Además, nos quieren hacer olvidar que quien introdujo la mentira sistemática en la política fue el propio Alberto Fujimori.
Como es obvio, aquellos que pasan a la segunda vuelta requieren aliados ya que no lograron la mayoría absoluta. Ello supone discutir sus planteamientos con sus posibles aliados. No hacerlo sería un error político. Lo que esconde este argumento (o ataque) es la falta de aliados políticos y públicos del fujimorismo. Sospecho que le sería muy difícil a Keiko Fujimori presentar –como lo hizo Ollanta Humala hace unos días– un grupo nuevo de personas que se adhieren a su candidatura.
Incluso, han aparecido, como parte de esta estrategia, una suerte de exégetas del Plan de Gobierno de Gana Perú. Todos los días, y también todas las noches, nos leen un fragmento de dicho plan para luego “interpretarlo”, como si fuera el único que debe ser analizado. Sería bueno que también se lea el de Keiko Fujimori para que nos demos cuenta de cuán gaseoso e impreciso es ese plan, lo que evidencia un afán por ocultar posiciones y propuestas.
A ello se suma una presentación tramposa de las encuestas como ha sucedido con la publicada por El Comercio en días pasados. Si podemos decir que es dudoso comparar una votación con una encuesta, es menos cierto aún que la distancia (o brecha) entre Ollanta Humala (OH) y Keiko Fujimori (KF) “que fue de ocho puntos el 10 de abril (31,6% y 23,5%), es ahora de seis puntos porcentuales (42% a 36%)”.
No se puede comparar el resultado del 10 de abril (que son votos válidos) con el resultado de un encuesta que presenta votos emitidos al incorporar “blanco e indecisos” (por eso la suma de ambos candidatos no llega al 100%). En realidad lo que habría que hacer para que sean comparables los resultados del 10 de abril con la encuesta de Ipsos/Apoyo es eliminar los “votos blancos” y los “indecisos” y quedarnos solamente con los votos a OH o a KF, lo que sería equivalente a los votos válidos.
Cuando se hace esta operación la diferencia entre ambos candidatos no es de 6%, como afirma El Comercio, sino de 7,9% (u 8%), cifra igual a la que se tiene cuando se compara las votaciones de OH y KF en la primera vuelta. Según datos oficiales de la ONPE esa diferencia es de 8,1%. En resumen, la distancia o diferencia entre ambos candidatos se mantiene prácticamente igual. La idea que nos quiere “vender” El Comercio –hoy convertido en el buque insignia de esta guerra sucia– respecto a un supuesto crecimiento de KF no es cierta. Estamos frente una manipulación estadística.
Estos hechos anuncian que los próximos días lo que veremos será un incremento de la guerra sucia. La reciente “denuncia” –un verdadero refrito– de PPK respecto a que Chávez financió la campaña de Humala el 2006 es la mejor demostración de que lo único que sabe hacer la derecha en este país es mentir.
(*) albertoadrianzen.lamula.com
Un dato importante de esta segunda vuelta es que buena parte de la derecha, sobre todo la más radical, así como varios medios se han puesto detrás de la candidatura de Keiko Fujimori. La reciente “limpieza” en Canal N y el regreso de Jaime Bayly, contratado por América TV (Canal 4), son pruebas de que la derecha ha decidido “fujimorizarse”, es decir, emplear los mismos métodos de los años 90. Ahora estamos en la etapa de alineamiento de los medios, de repetir un mismo discurso y de atacar en la misma dirección. Ello supone la existencia de un comando de campaña único que trasciende los estrechos marcos del propio fujimorismo para abarcar a otros grupos. Basta leer los diarios y ver la TV para darnos cuenta de las “coincidencias” entre uno y otro medio: levantan los mismos temas y atacan a las mismas personas. Es el regreso al pasado.
Parte de esta campaña es presentar a Ollanta Humala como un candidato que no cumple con su palabra. Se quiere crear un falso problema con el argumento de que lo que vale es el programa que presentó Gana Perú en la primera vuelta ante el JNE. Este planteamiento es burocrático y leguleyo. Además, nos quieren hacer olvidar que quien introdujo la mentira sistemática en la política fue el propio Alberto Fujimori.
Como es obvio, aquellos que pasan a la segunda vuelta requieren aliados ya que no lograron la mayoría absoluta. Ello supone discutir sus planteamientos con sus posibles aliados. No hacerlo sería un error político. Lo que esconde este argumento (o ataque) es la falta de aliados políticos y públicos del fujimorismo. Sospecho que le sería muy difícil a Keiko Fujimori presentar –como lo hizo Ollanta Humala hace unos días– un grupo nuevo de personas que se adhieren a su candidatura.
Incluso, han aparecido, como parte de esta estrategia, una suerte de exégetas del Plan de Gobierno de Gana Perú. Todos los días, y también todas las noches, nos leen un fragmento de dicho plan para luego “interpretarlo”, como si fuera el único que debe ser analizado. Sería bueno que también se lea el de Keiko Fujimori para que nos demos cuenta de cuán gaseoso e impreciso es ese plan, lo que evidencia un afán por ocultar posiciones y propuestas.
A ello se suma una presentación tramposa de las encuestas como ha sucedido con la publicada por El Comercio en días pasados. Si podemos decir que es dudoso comparar una votación con una encuesta, es menos cierto aún que la distancia (o brecha) entre Ollanta Humala (OH) y Keiko Fujimori (KF) “que fue de ocho puntos el 10 de abril (31,6% y 23,5%), es ahora de seis puntos porcentuales (42% a 36%)”.
No se puede comparar el resultado del 10 de abril (que son votos válidos) con el resultado de un encuesta que presenta votos emitidos al incorporar “blanco e indecisos” (por eso la suma de ambos candidatos no llega al 100%). En realidad lo que habría que hacer para que sean comparables los resultados del 10 de abril con la encuesta de Ipsos/Apoyo es eliminar los “votos blancos” y los “indecisos” y quedarnos solamente con los votos a OH o a KF, lo que sería equivalente a los votos válidos.
Cuando se hace esta operación la diferencia entre ambos candidatos no es de 6%, como afirma El Comercio, sino de 7,9% (u 8%), cifra igual a la que se tiene cuando se compara las votaciones de OH y KF en la primera vuelta. Según datos oficiales de la ONPE esa diferencia es de 8,1%. En resumen, la distancia o diferencia entre ambos candidatos se mantiene prácticamente igual. La idea que nos quiere “vender” El Comercio –hoy convertido en el buque insignia de esta guerra sucia– respecto a un supuesto crecimiento de KF no es cierta. Estamos frente una manipulación estadística.
Estos hechos anuncian que los próximos días lo que veremos será un incremento de la guerra sucia. La reciente “denuncia” –un verdadero refrito– de PPK respecto a que Chávez financió la campaña de Humala el 2006 es la mejor demostración de que lo único que sabe hacer la derecha en este país es mentir.
(*) albertoadrianzen.lamula.com
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