enero de 2010
Durante nueve lunas, y aún después, escuché toda clase de historias y recomendaciones -algunas tan absurdas que rozaban la hechicería- sobre qué debía o no hacer para tener un embarazo feliz y un bebé saludable, e incluso para adivinar el sexo sin tener que esperar al resultado del ultrasonido.
Confieso que en muchas ocasiones fue divertido y hasta interesante oír hablar de estas creencias, pero en otras pusieron a prueba mi sentido común, y aunque estaba convencida de que eran sólo eso, viejas creencias sin fundamento científico, me sorprendí "respetándolas", "por si acaso...".
Y es que el embarazo es una etapa tan maravillosa y de cambios tanto físicos como sicológicos tan marcados, que aún todo el conocimiento médico de hoy no ha logrado borrar la fe de muchas mujeres en estas tradiciones de antaño. Imagino a nuestras bisabuelas poniendo en práctica cada una de estas reglas, temerosas de poner en riesgo las vidas de sus criaturas, o las de ellas mismas.
A falta de la guía de un obstetra-ginecólogo tenían tanto en que creer que debieron estar muy ocupadas siguiendo estos casi rituales:
-No se deben tomar baños de tina porque el agua sucia entrará en el útero y afectará al bebé: El útero está protegido por un tapón mucoso; no hay forma de que el agua sucia entre.
-Si se extienden los brazos hacia arriba el cordón umbilical se enredará en el cuello del feto y lo ahorcará: No existe ninguna relación entre los movimientos del cuerpo de la madre y el hecho de que el bebé pueda tener el cordón enrollado en su cuello.
-Los bebés a los que no se les hace escuchar música desde el vientre de la madre perderán la audición: Está comprobado que cualquier sonido agradable, especialmente el de la voz de los padres, estimula al bebé desde los primeros meses de gestación, también la música, pero al ausencia o presencia de esta ni prevendrá ni provocará sordera.
-Si te niegas a cumplir el antojo de una embarazada te saldrá un orzuelo, o una mancha en la cara: Me hubiese gustado que esta creencia fuese cierta, pero, por mucho que quieran, las embarazadas no tienen el poder de causar orzuelos ni manchas a quienes no se ponen a sus órdenes. Y si no, ¿qué sería de sus pobres esposos?
-Si te expones a un eclipse de luna el bebé tendrá una mancha en el lugar del cuerpo donde pongas tu mano: Hay otras versiones de esta antigua creencia, como la de origen azteca que asegura que el niño nacería con el labio hendido (o
-Después del parto no debes bañarte hasta pasada una semana, ni lavar tu pelo en 40 días, o podrías enloquecer: Después de las labores del parto, que suelen ser extenuantes aún para las mujeres que son sometidas a cesárea, no hay nada más reconfortante que una ducha tibia. A menos que su doctor recomiende lo contrario, no tema darse este placer.
-Si tomas mucha leche u otros lácteos durante el embarazo tu bebé nacerá seboso: No se pelee con los lácteos a causa de este mito. La seborrea que presentan muchos bebés en sus cabezas no guarda relación alguna con la alimentación que hayan tenido sus madres en el período de gestación. Es una afección muy común y pasajera, que podrá tratar fácilmente.
-Si estás amamantando, algunos alimentos como la leche, el té de hinojo, la malta, las zanahorias, los garbanzos y la alfalfa, entre otros, pueden aumentar tu producción de leche: Los expertos dicen que el efecto de estos supuestos estimulantes para hacer leche es puramente psicológico, pero que el único modo comprobado de tener más leche es amamantar con frecuencia.
-Las madres que sufren de acidez frecuente en el embarazo tendrán bebés peludos y velludos: La acidez no la provoca el hecho de que el feto tenga mucho o poco pelo, sino otros factores como la presión que ejerce el útero sobre el estomago, especialmente en los últimos dos meses del embarazo.
-Barriga redonda trae hembra, barriga puntiaguda trae varón. Si a la madre se le mancha la cara, es varón; si se pone hermosa, es hembra: Estas, como muchas otras formas de adivinar el sexo del bebé, son ingenuas respuestas antiguas a una incógnita que entonces sólo tenía respuesta después del parto. Lo real es que las características físicas de la madre durante la gestación no se relacionan con el sexo de la criatura que lleva en su vientre.
Existen tantas creencias sobre la gestación y la maternidad como pueblos y tradiciones. Estas son sólo algunas de las que he escuchado o leído. Ayúdanos a completar la lista con las que conoces.
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