Vaginismo
Los autores describen un caso de vaginismo, así como el abordaje empleado y la evolución de la paciente.
Las características de esta entidad clínica y las formas de trabajo recomendadas por los expertos en el área.Dres. Catalina Brosens, Sergio Terrasa y Elsa Astolfi
Evid Act Pract Ambul. 12(3): 102-103 Jul-Sep.2009
Caso clínico
Una mujer de 22 años oriunda de Formosa concurre a la consulta con su médico de cabecera (que tambien atiende a sus tres hermanas mayores) con quien se conocen desde 2000. Ella está casada hace un año y en pareja estable con su actual marido, hace tres. Durante los últimos meses había presentado cefalea tensional y durante las últimas consultas, se había mostrado con el ánimo triste, con trastornos del sueño y con hipobulia (10/2002). Luego de una primera evaluación, el médico define el diagnóstico de depresión unipolar y la medica con antidepresivos (50mg de sertralina) más clonazepan 0,5mg dos veces por día. Unos meses después (04/2003) la paciente había evolucionado en forma favorable de su síndrome depresivo y acuerda con el médico suspender lentamente el clonazepan y completar seis meses de tratamiento con antidepresivos.Tres meses después (07/2003) la paciente decide consultar por un problema de larga data, pero que hasta el momento no se había atrevido a contar.
Las causas de vaginismo son, en su gran mayoría, psicológicas. Las más frecuentes son el miedo al dolor, el miedo al embarazo, las experiencias sexuales traumáticas, el temor a contraer una enfermedad de transmisión sexual (ETS) o bien el intenso sentimiento de culpa por haber tenido una educación muy estricta o muy religiosa, en la cual el sexo fue mostrado como algo malo o inexistente y sin que se discutiera sobre el mismo4.
Es importante descartar otras causas de dispareunia a través del examen físico (alteraciones anatómicas, causas infecciosas, vaginitis atrófica, lubricación inadecuada, etc.). Durante el mismo, la paciente suele estar tensa y con la musculatura perineal y de los muslos, contraída5 (p. ej. puede ser dificultoso tomarle la prueba de Papanicolau).
La mayoría de los tratamientos están enmarcados en el paradigma cognitivo-conductual y tienen por objetivo ayudar a la mujer a ganar el control sobre sus músculos del piso de la pelvis1, se recomienda un abordaje interdisciplinario que sean interdisciplinarios. Algunos expertos recomiendan que el tratamiento incluya algún abordaje psicoterapéutico para la baja autoestima, la angustia, el miedo y la eventual depresión, que pueden estar asociados a esta condición clínica. Por ejemplo, puede ser muy terapéutico intentar que la mujer ponga en palabras todos sus miedos y fantasías. Por un lado, se exploran los temores relacionados con el coito y se trabaja sobre ellos. También es útil explicar a la paciente la anatomía de la vagina y el funcionamiento de los músculos que están provocando el síntoma: que éstos están respondiendo a una orden de defensa inconsciente que ella no está pudiendo modificar voluntariamente. En algunas pacientes es necesaria la medicación de los trastornos de la ansiedad o de alguna otra co-morbilidad psiquiátrica.
Sobre estas consignas básicas se pueden aplicar muchas variantes con el fin de adecuar la terapia a cada paciente (p. ej. si tiene pareja, si la misma colabora o no). Es importante también tener en cuenta la reacción de la pareja frente a este problema, lo que puede influir en la evolución de la terapia. Generalmente dispuestos a colaborar, están los que son comprensivos y tolerantes, los que se sienten culpables, los que lo toman como un rechazo personal, lo que están dolidos o enojados, etc.
La duración de la terapia sexual depende de la velocidad a la que se realiza la desensibilización, oscilando en términos generales desde unas pocas sesiones hasta alrededor de un año. En este sentido, la terapia sexual se considera exitosa y finaliza cuando la mujer puede tener penetración vaginal durante la relación sexual, sin dolor ni molestias. Hay que advertirle, sin embargo, que es muy posible que la penetración no le resulte placentera las primeras veces; y que el placer irá apareciendo gradualmente con el tiempo y la confianza.
De acuerdo a lo reportado por Master y Johnsons6, la tasa reportada de éxito de las técnicas de desensibilización con dilatadores vaginales es cercana al 100% en pacientes/parejas con buena adherencia al tratamiento. Sin embargo, esta evidencia proviene básicamente de estudios no controlados, como lo documentó la revisión sistemática publicada en 2003 por McGuire y col. acerca de la eficacia de los diferentes tratamientos para el vaginismo. Entre otros abordajes posibles y avalados por el momento por estudios no controlados1, mencionamos también a las inyecciones con toxina botulínica para los casos refractarios a las estrategias previamente descriptas.
Resolución del caso
La paciente comenzó a hacer tratamiento con la Médica Sexóloga la semana siguiente luego de que realizara la consulta de pareja (08/2003). Aunque los resultados fueron lentos, el tratamiento fue exitoso y la pareja logró “consumar” su matrimonio a finales de 2004. Unos meses después volvieron a tener algunas dificultades que se resolvieron al retomar el tratamiento. La paciente consultó a ginecología por primera vez (04/2005) y quedó embarazada (06/2005). Durante 2006 y 2007 continuó con el tratamiento sexológico, embarazándose nuevamente (09/2008). A lo largo de estos años, los síntomas reaparecieron esporádicamente, continuando la paciente con el tratamiento. Sin embargo, su satisfacción con el tratamiento y sus resultados es buena.
Vale aclarar que la duración del tratamiento del vaginismo no suele ser tan prolongada como la del de la paciente presentada como ejemplo. Por último, podemos mencionar que los médicos de atención primaria se encuentran en una posición valiosa para ocuparse de las preocupaciones sexuales de sus pacientes. Esto se debe al seguimiento longitudinal de los pacientes, a su abordaje biopsicosicial, a la confianza que depositan los pacientes en el equipo de salud, y a que muchas veces el médico atiende a los dos miembros de la pareja. Por otro lado, se sabe que la mayoría de los pacientes espera que sea el médico quien pregunte acerca de aspectos vinculados a la vida sexual, y que solo pocos médicos interrogan sobre estos temas8. Esto generalmente se debe a la incomodidad de los médicos de hablar sobre estos temas y al miedo de no poder contener o manejar los problemas de la esfera sexual una vez planteados9. Por todo esto, consideramos que sería importante que los miembros del equipo de salud pudieran abordar las barreras personales y/o profesionales que los frenan para hablar con sus pacientes acerca de las preocupaciones sexuales de estos, y de esta forma poder ofrecerles una atención más integral.
1. Gunter Stewart E. Etiology and treatment of dyspareunia. In: UpToDate, Barbieri R (Ed), UpToDate, Waltham, MA, 2009.2. Astolfi, E. Disfunciones sexuales femeninas: ¿Qué es el vaginismo?; Aprender Salud; HIBA; 2007.3. Ferreira A y col. Prevalência das disfunções sexuais femininas em clínica de planejamento familiar de um hospital escola no Recife, Pernambuco. Rev. Bras. Saude Mater. Infant. 2007Apr ; 7(2): 143-150. Available from: http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1519-38292007000200004&lng=en. doi: 10.1590/S1519-38292007000200004.4. Reissing E y col. Does vaginismus exist? A critical review of the literature; The Journal of Nervous and Mental Disease; 1999; 187 (5): 261-271.5. Caplan H y col.. An Effective Clinical Approach to Vaginismus-Putting the Patient in Charge; The Western Journal of Medicine; Dec. 1988; 149, 6; 769-770.6. Citado por: Singer Kaplan H. La nueva terapia sexual. 1ra ed.-Buenos Aires: Alianza, 1996. Capítulo 20. Pagina 563.7. McGuire H y col. Interventions for vaginismus. Cochrane Database of Systematic Reviews. 2003; (1): CD001760.8. Holzapfel S. Sexual Medicine in Family Practice. Can Fam Physician 1993; 39:608-624.9. Merryg Gott y col, “Opening a can o worms”: GP and practice nurse barriers to talking about sexual health in primary care, Family Practice 2004; 21: 528-536.
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