sábado, 20 de agosto de 2011

Promesa de la “Gran Transformación” (1)

Rodrigo Montoya Rojas : “Navegar Río Arriba”
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En un artículo anterior, señalé que el nuevo gobierno ha dado claras muestras de no alterar el modelo económico seguido por el gobierno anterior, pero sí para tratar de aliviar con más voluntad y recursos que los gobiernos anteriores antes a los sectores en extrema pobreza. Parece que la negociación sobre un impuesto a las sobre ganancias de las grandes empresas mineras ha comenzado y sería posible esperar algún resultado en las próximas semanas. Como ya es habitual, toda la clase política considera unánimemente que la economía es la clave de todo y, en última instancia, la atención está siempre fijada desde el primer minuto de La Victoria electoral en los nombres de quienes deben ser ministro de economía y presidente del Banco Central de Reserva. Ese es el coto de caza de todos los sectores de la derecha, por eso la desesperación de sus voceros de intereses y de opinión, por lograr que Ollanta Humala nombrase a personas que den plenas garantías a la continuidad del modelo. Primer punto a favor de la derecha y cero puntos para Humala porque su promesa de ¨Gran transformación¨ no pasa por ahí.

Los puestos en los ministerios de Educación y de Cultura, fueron dejados para el final, Patricia Salas y Susana Baca, las personas escogidas, no figuraban entre quienes disputaban los puestos y todo parece indicar que se trató, efectivamente, de una decisión de último minuto para subir el número de mujeres en el gabinete a 3, cuando la promesa electoral era de por lo menos ocho. Este hecho, nada casual, es directa consecuencia de la inercia del poder que viene desde el pasado lejano por la importancia atribuida a la economía y la política y, también, por el machismo. En la batalla por designar la presidencia de las comisiones parlamentarias, ha correspondido a los ¨sabios¨ Fujimoristas el honor de presidir las comisiones de cultura y de Pueblos andinos e indígenas. Esta elección demuestra -una vez más, como tantas en el pasado- que esos temas no interesan a la clase política. Si se esperase un mínimo de coherencia con la promesa de la ¨Gran transformación¨, lo correcto habría sido que la coalición gobernante buscase parlamentarios con competencia profesional para abordar en el Congreso los temas cruciales de los pueblos andinos, amazónicos y afro descendientes y de la relación entre las culturas y el poder. Con el acuerdo de Gana Perú, sus aliados de la izquierda e invitados, será el Fujimorismo quien asuma esa responsabilidad. Esto es, simplemente, una vergüenza, tanto por no saber lo que está en juego como por entregar esa responsabilidad a quienes no tienen competencia alguna para entender y menos proponer soluciones para resolver sus problemas.

Vale la pena recordar aquí que buena parte de los problemas pendientes en el país tienen que ver con los pueblos indígenas amazónicos y andinos. La cuestión de la nación aimara, los problemas no resueltos después de la rebelión de Bagua y los problemas igualmente latentes con las inversiones mineras y sus consecuencias para destruir el medio ambiente alto andino en todo el sur y en el norte (Piura, Cajamarca) plantean un muy serio conflicto con las grandes empresas mineras, petroleras y del gas. Si los funcionarios del gobierno creen que se trata de solo problemas económicos, cometen un gravísimo error

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