miércoles, 14 de julio de 2010

NANOMEDICINA Dr. O. PAMO ACADEMIA NACIONAL DE MEDICINA DEL PERÚ

ACADEMIA NACIONAL DE MEDICINA
COMITÉ DE BIBLIOTECA Y PUBLICACIONES
CORRESPONDENCIA DE LA AMISTAD
CARTA Nº 1-3, ENERO- MARZO AÑO 2010

NANOMEDICINA

En 1966 se exhibió la película “El viaje fantástico” cuyo guión trató sobre un científico que quedó en coma luego de un atentado. Mediante un proceso de miniaturización, una nave tripulada fue inyectada al torrente sanguíneo para que llegue al cerebro y destruya con rayos láser el coágulo que comprometía una zona vital y que no podía ser extraído por la cirugía convencional.
En las décadas siguientes, el desarrollo de los microchips hizo posible miniaturizar muchos objetos tal que de lo micro hemos pasado a lo ultramicro y ahora nos encontramos en la era de lo nano. De esta manera, la idea del “viaje fantástico” tiende a hacerse una realidad.
El término nanotecnología -del gr. nano, muy pequeño- fue acuñado en 1974 por Norio Taniguchi al estudiar los semiconductores en el orden de nanómetros. Un nanómetro (nm) es una millonésima de un milímetro. La nanotecnología fue popularizada por K. Eric Drexler en los 1980`s y se refiere a la ingeniera de sistemas funcionales a escala molecular, por debajo de los 100 nm y construidos de abajo hacia arriba. Se afirma que recién estamos entrando en la cuarta generación de la nanotecnología donde se cumpliría con la definición.
Históricamente, una de las primeras aplicaciones de las nuevas tecnologías ha sido el campo de la medicina. Así, hoy tenemos la nanomedicina que es la aplicación de la nanotecnología en el diagnóstico y en el tratamiento de las enfermedades. Una las aplicaciones de la nanomedicina es dirigir fármacos, calor, luz u otras sustancias hacia las células objetivos para ejercer una acción específica sobre ellas y sin producir daño a las adyacentes. Los diversos estudios experimentales son promisorios, unos más que otros. Así, las células neoplásicas podrían ser destruidas por el calor de los rayos láser concentrados en los nanoescudos o por los electrones desprendidos de las nanopartículas activadas por rayos X.
Entre otras aplicaciones, los fullerenos retienen radicales libres y evitarían la cascada inflamatoria en una reacción alérgica. Los aluminosilicatos absorben el agua y serían útiles en los traumatismos además de favorecer la coagulación. Hay nanofibras que estimulan la formación de cartílago. Las vacunas por inhalación de nanopartículas protegerían de las infecciones respiratorias virales. Las nanopartículas con óxido de hierro mejoran las imágenes de los tejidos neoplásicos en una resonancia magnética nuclear. Las nanopartículas recubiertas con proteínas u otras sustancias servirían para la detección temprana de diversas enfermedades.
Los nanorobots actuarían como macrófagos artificiales para eliminar a las bacterias en minutos; y, también servirían para reparar células, cromosomas u organelas. La plata nanocristalina ya se emplea como antimicrobiano en las heridas y quemaduras.
Las nanopartículas con óxido nítrico son bactericidas para los estafilococos. Etcétera.
Se estima que dentro de 20 años se contará con la manufactura molecular tal que sea posible construir objetos empleando átomo por átomo o molécula por molécula. Como vemos, se aproxima todo un mundo de nuevos aditamentos tecnológicos para diagnóstico y tratamiento –son los nanoprocedimientos y los nanofármacos- que serán teledirigidos, “inteligentes”, ultraselectivos y con menos efectos adversos serios. De otro lado, es muy probable que la nanomedicina genere controversias éticas. El paciente –dueño de su cuerpo- deberá consentir que se le administre los nanofármacos o se le realice los nanoprocedimientos. En el pasado, y aún ahora, los pacientes han aceptado que les prescribamos fármacos para ser introducidos al cuerpo por diversas rutas o que se disponga de ellos en los procedimientos diagnósticos y en las intervenciones quirúrgicas. De las milenarias infusiones se pasó a las pastillas a fines del siglo XIX. El trecho se ha acortado ahora pues la nanomedicina supone física y química a nivel molecular para lo cual se requiere alta tecnología. De ser así, ¿Llegará el día en que los pacientes tengan que firmar un consentimiento informado para recibir una medicación oral, intramuscular o intravenosa?
Algunos tratamientos modernos, como las terapias biológicas o génicas, especialmente los experimentales, dados sus efectos colaterales, ya lo están exigiendo. La medicina es una ciencia compleja y aleatoria; por tanto, el azar siempre va a intervenir. Entonces, ¿Cómo se afrontarán las complicaciones o los efectos colaterales de la nanomedicina? No quiero una respuesta aún. Tampoco están planteadas todas las interrogantes. Hay tiempo para meditar sobre estas y otras inquietudes de la medicina del futuro. La expectativa es que no se considere al enfermo tan solo como una máquina que hay que reparar con máquinas. ¿Acaso estamos volviendo a la iatroquímica, iatrofísica y iatromecánica, que tuvieron gran vigencia en el siglo XVII, en versiones sofisticadas?
Bienvenida la nanomedicina pero, definitivamente, lo que no queremos son los nanomédicos de mente y espíritu. En este período de transición, el médico debe mantener el espíritu humanista que se ha venido preconizando, con altibajos, en los 25 siglos de medicina occidental; y, también es de esperar que en el futuro el médico sea tanto o más humanista que antes.

AN Dr. Oscar Pamo R.

No hay comentarios: