Cuando dar esperanzas impide ser feliz"Los desesperanzados felices"Investigación de la UM muestra que los pacientes con enfermedades crónicas pueden ser más felices si abandonan las esperanzas.University of Michigan
ANN ARBOR, Michigan
Un estudio muestra que los pacientes de colostomía que creen que su condición es irreversible dieron cuenta de una mejor calidad de vida que aquellos que creentendrán cura.
El aferrarse a la esperanza quizás no contribuya a que los pacientes se sientan más felices mientras que lidian con enfermedades o condiciones crónicas, según un nuevo estudio de investigadores del Sistema de Salud de la Universidad de Michigan.
"La esperanza es una parte importante de la felicidad", dijo Peter A. Ubel, director del Centro para las Ciencias de Conducta y Decisión en Medicina, de la UM, y uno de dos autores del estudio sobre los desesperanzados felices, "pero hay un aspecto negativo de la esperanza. A veces si la esperanza hace que la gente postergue el seguir adelante con sus vidas, puede interferir con la felicidad".
Los resultados muestran que las personas no se adaptan bien a las situaciones si creen que son de corto plazo. Ubel. y los otros autores —de la U. M. y de la Universidad Carnegie Mellon— estudiaron pacientes que tenían colostomía recientes: se les había extirpado el colon y debían tener los movimientos intestinales en una bolsa colocada afuera de su cuerpo.
Cuando se les practicó la colostomía a algunos pacientes se les dijo que la colostomía era reversible, esto es que habría una segunda operación para reconectar sus intestinos después de varios meses. A otros se les dijo que la colostomía era permanente y que jamás volverían a tener una función intestinal normal. El segundo grupo, el de las personas sin esperanza, dio cuenta de una mayor felicidad en los próximos seis meses que el de las personas con colostomía reversibles.
"Creemos que estaban más felices porque seguían adelante con sus vidas. Reconocían la suerte que les había tocado, y reconocían que no tenían otra opción más que jugar con las cartas recibidas", dijo Ubel, quien es además profesor en el Departamento de Medicina Interna.
"El otro grupo seguía esperando para que sus colostomía se fueran revertidas", agregó. "Estas personas comparaban su vida actual con la vida que esperaban tener y no sabían aprovechar lo bueno de su situación presente".
La investigación se publicó en la erección de este mes de la revista Health Psychology.
Con Ubel trabajaron en la investigación Dylan M. Smith especialista doctorado de investigción en el Centro de Investigación y Desarrollo de Servicios de Salud de VA en Ann Arbor; y la psicóloga de la UM, Alexandra Jankovic, del Centro para las Ciencias de Conducta y Decisión en Medicina de la UM; y George Loewenstein, Profesor en el Departamento de Ciencias Sociales y de Decisión en la Universidad Carnegie Mellon.
Loewenstein dijo que estos resultados pueden ayudar a explicar por qué las personas que pierden su cónyuge por muerte a menudo se recuperan emocionalmente con el tiempo mejor que las personas divorciadas.
"Si su esposo o su esposa muere para usted es algo que se termina. No queda pendiente alguna posibilidad de reconciliación", dijo Loeweinstein.
Ubel indicó que los profesionales de la asistencia de salud encuentran que es más fácil darles noticias optimistas a los pacientes aún cuando crean que su pronóstico es desfavorable, y lo justifican presumiendo que el aferrarse a la esperanza es mejor para el paciente.
Loeweinstein añadió: "puede que para el médico sea más fácil darle al paciente un mensaje esperanzado, aún cuando no haya mucha razón objetiva para la esperanza, pero quizás no sea lo mejor para el paciente".
"Los mensajes esperanzados quizá no sean los más beneficiosos para el paciente y pueden interferir con su adaptación emocional", señaló Ubel. "Yo no creo que debamos privarlos de toda esperanza. Pero sí creo que tenemos que ser cuidadosos de no alentar tantas esperanzas que las personas que visten seguir adelante con sus vidas".
La investigación recibió fondos del Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano. Smith tuvo el apoyo de un premio para desarrollo de carrera del Departamento de Asuntos de Veteranos.
El aferrarse a la esperanza quizás no contribuya a que los pacientes se sientan más felices mientras que lidian con enfermedades o condiciones crónicas, según un nuevo estudio de investigadores del Sistema de Salud de la Universidad de Michigan.
"La esperanza es una parte importante de la felicidad", dijo Peter A. Ubel, director del Centro para las Ciencias de Conducta y Decisión en Medicina, de la UM, y uno de dos autores del estudio sobre los desesperanzados felices, "pero hay un aspecto negativo de la esperanza. A veces si la esperanza hace que la gente postergue el seguir adelante con sus vidas, puede interferir con la felicidad".
Los resultados muestran que las personas no se adaptan bien a las situaciones si creen que son de corto plazo. Ubel. y los otros autores —de la U. M. y de la Universidad Carnegie Mellon— estudiaron pacientes que tenían colostomía recientes: se les había extirpado el colon y debían tener los movimientos intestinales en una bolsa colocada afuera de su cuerpo.
Cuando se les practicó la colostomía a algunos pacientes se les dijo que la colostomía era reversible, esto es que habría una segunda operación para reconectar sus intestinos después de varios meses. A otros se les dijo que la colostomía era permanente y que jamás volverían a tener una función intestinal normal. El segundo grupo, el de las personas sin esperanza, dio cuenta de una mayor felicidad en los próximos seis meses que el de las personas con colostomía reversibles.
"Creemos que estaban más felices porque seguían adelante con sus vidas. Reconocían la suerte que les había tocado, y reconocían que no tenían otra opción más que jugar con las cartas recibidas", dijo Ubel, quien es además profesor en el Departamento de Medicina Interna.
"El otro grupo seguía esperando para que sus colostomía se fueran revertidas", agregó. "Estas personas comparaban su vida actual con la vida que esperaban tener y no sabían aprovechar lo bueno de su situación presente".
La investigación se publicó en la erección de este mes de la revista Health Psychology.
Con Ubel trabajaron en la investigación Dylan M. Smith especialista doctorado de investigción en el Centro de Investigación y Desarrollo de Servicios de Salud de VA en Ann Arbor; y la psicóloga de la UM, Alexandra Jankovic, del Centro para las Ciencias de Conducta y Decisión en Medicina de la UM; y George Loewenstein, Profesor en el Departamento de Ciencias Sociales y de Decisión en la Universidad Carnegie Mellon.
Loewenstein dijo que estos resultados pueden ayudar a explicar por qué las personas que pierden su cónyuge por muerte a menudo se recuperan emocionalmente con el tiempo mejor que las personas divorciadas.
"Si su esposo o su esposa muere para usted es algo que se termina. No queda pendiente alguna posibilidad de reconciliación", dijo Loeweinstein.
Ubel indicó que los profesionales de la asistencia de salud encuentran que es más fácil darles noticias optimistas a los pacientes aún cuando crean que su pronóstico es desfavorable, y lo justifican presumiendo que el aferrarse a la esperanza es mejor para el paciente.
Loeweinstein añadió: "puede que para el médico sea más fácil darle al paciente un mensaje esperanzado, aún cuando no haya mucha razón objetiva para la esperanza, pero quizás no sea lo mejor para el paciente".
"Los mensajes esperanzados quizá no sean los más beneficiosos para el paciente y pueden interferir con su adaptación emocional", señaló Ubel. "Yo no creo que debamos privarlos de toda esperanza. Pero sí creo que tenemos que ser cuidadosos de no alentar tantas esperanzas que las personas que visten seguir adelante con sus vidas".
La investigación recibió fondos del Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano. Smith tuvo el apoyo de un premio para desarrollo de carrera del Departamento de Asuntos de Veteranos.
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