viernes, 25 de marzo de 2011

Ollanta y Kuczynski

Ollanta y Kuczynski
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Vie, 25/03/2011
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Por Dr. Sinesio López J. PUCP
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Las últimas encuestas, especialmente las de Ipsos/Apoyo y de Datum, sugieren algunos cambios fundamentales en el escenario electoral. El primero es que el candidato que García y la ultraderecha creían haber liquidado goza de buena salud. Hoy ya no se discute si Ollanta pasará a la segunda vuelta. Eso es casi seguro, dada la velocidad de su crecimiento: seis puntos (en 20 días) que lo colocan en el segundo lugar (Datum). El problema actual es con cuál de los candidatos de la derecha va a pasar. El segundo es el crecimiento acelerado de PPK (5 puntos según Datum) en Lima sobre todo y en algunas ciudades de la costa. El tercero es la caída de Toledo en más de ocho puntos, quien, sin embargo, sigue encabezando la lid electoral. El cuarto es la salida de Castañeda del juego grande: se va con el premio consuelo de ganador de todos en la segunda vuelta. El quinto es la polarización electoral creciente entre Ollanta y PPK que tensa la dinámica electoral hacia los polos (izquierda nacional abierta al mundo global y derecha empresarial transnacional) y debilita a la centroderecha (Toledo) y al fujimorismo.
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Si se echa un vistazo a todo el período electoral se pueden distinguir tres momentos precisos y el desplazamiento rápido de escenarios. El primero es el escenario de la ultraderecha y de García (enero-setiembre del 2010) en el que los favoritos eran Castañeda y Keiko y los principales enemigos eran Toledo y Ollanta, a los que se pretendía sacar del juego grande. El segundo es el escenario de la derecha (octubre del 2010-febrero del 2011) en el que Toledo entra a la cancha, coloca la agenda política y se pone a la cabeza de la disputa electoral. La ultraderecha y García se desesperan y apuestan a Castañeda como su candidato favorito para pasar a la segunda vuelta justamente cuando el ex alcalde limeño acelera su deslizamiento por el tobogán electoral.
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El tercer momento es el de la polarización electoral (marzo al 10 de abril) en el que se confrontan Ollanta (la izquierda nacional abierta al mundo) y PPK (la derecha empresarial transnacional). La vacuidad política y la falta de credibilidad de la centroderecha y de los candidatos de la ultraderecha han inducido a la polarización. La centroderecha (Toledo) se debilita y el fujimorismo sigue estancado, mientras la polarización se acelera y pasa por encima de ellos haciendo discurrir la dinámica electoral por los polos.El grado de debilitamiento de la centroderecha y del fujimorismo depende del nivel al que llegue la polarización. A más polarización nacional entre Ollanta y PPK mayor debilitamiento de Toledo y de Fujimori. Los fujimoristas sostienen que ellos tienen un voto duro que les permite pasar a la segunda vuelta. ¿Voto duro? Este se presenta cuando los electores se encuadran en partidos institucionalizados o en organizaciones clientelares activas. El fujimorismo no es ni uno ni otro. Keiko es solo el amoroso recuerdo del clientelismo de su padre, al que quiere sacar de prisión. Además de los rasgos ya señalados, la polarización política y electoral se caracteriza por otras dos cosas: los tiempos políticos y sociales adquieren una inusitada velocidad y “todo lo sólido se desvanece en el aire” (Marx dixit).
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¿Podrá Toledo frenar su caída, retomar la iniciativa política y amainar la polarización electoral? Esa es una tarea de titanes, difícil, pero no imposible, y requiere más tiempo cronológico y político del que dispone. Mi hipótesis es que la polarización se va a acelerar y la pugna central el 10 de abril será entre Ollanta y PPK. La polarización electoral está abriendo un amplio cauce a un conjunto de polarizaciones que estaban contenidas (social, política, económica, regional, cultural) y ella misma se potencia con esa apertura. El Perú real muestra sus rostros en el proceso electoral. Ha llegado la hora de decidir. Espero que la demografía se traduzca en democracia.

jueves, 24 de marzo de 2011

Humala va primero, segundo, tercero

Jue, 24/03/2011 - 03:48

Por Mirko Lauer
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El 18.5% de Ollanta Humala, un empate técnico en el primer lugar, en la encuesta Datum le dio un giro al proceso electoral, al dejar abierta la posibilidad de su paso a la segunda vuelta. Ahora la encuesta CPI modifica ese clima político, al reubicar a Humala en el tercer lugar de la montaña rusa.
Uno puede escoger la encuesta que le guste, y un útil cuadro de PUCP-IOP muestra que en lo esencial desde diciembre ellas dicen cosas parecidas. Con la excepción de algunos saltos insólitos, entre los que se cuenta la subida de Humala en Datum. Pero insólito o no, ese 18.5% nacional ha movilizado las primeras paranoias en la derecha.
En cambio la encuesta CPI nos dice que el momento en que los dos coleros, Humala y PPK, pasen a los primeros dos lugares no se ha producido. Sin embargo la posibilidad ha entrado en el campo de lo posible. Lo cual inevitablemente va a tener efecto en la intención de voto, un ejercicio al filo de la urna, como ya sabemos.
Pasadas elecciones no habían acostumbrado a imaginar lo inesperado, en la forma de un pachacuti en que los de abajo pasan arriba y viceversa. Pero hoy estamos ante el desafío de imaginar lo incomprensible. Por ejemplo que cada nueva encuesta aporte alguna cifra clave incongruente con las de las demás.
En otras palabras, que se pierda el único instrumento público para intuir o sospechar (no conocer) cómo se va moviendo la voluntad popular. Entramos así a la etapa del runrún, mucho antes del apagón de las encuestas de este tres de abril. Acordémonos de la leyenda urbana de la encuesta secreta de los militares.
¿Qué efectos puede tener un crecimiento fuerte de Humala a estas alturas? Lo clásico es que se haga más atractivo en cuanto imagen de éxito electoral. Lo probable es que el crecimiento empuje a muchos asustados hacia el antídoto percibido como más seguro. Por ejemplo, de PPK a Alejandro Toledo, si la preocupación es la democracia.
Si la preocupación es democracia efectiva y continuidad real, entonces es probable que los previsibles ataques desde la derecha a Humala afecten también a los fujimoristas. Difícil lanzar dardos contra una fama de autoritario sin que algunos de ellos le caigan de relancina a otra fama similar y contigua.
Resumiendo, el crecimiento de Humala va a beneficiar a Toledo. Hay quienes acusan a Datum de haber producido ese 18.5% por encargo. No hay pruebas al respecto, pero el pugnaz Toledo salió a felicitar a Humala por su buena estrella estadística. Ahora cada peruano puede vivir con su propio candidato, en su propia encuesta

Derecha... ¡derecha!

Jue, 24/03/2011

Perspectiva del cambio de mensaje de Ollanta Humala.
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Por Augusto Álvarez R.
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Ollanta Humala está aprovechando el impulso reciente que tuvo su campaña para introducir unos giros en su mensaje con los que espera seguir creciendo, pero ese objetivo enfrentará dos problemas: la credibilidad de sus replanteamientos, y la posibilidad de que, en balance, le hagan perder más votos de los que gane.
Una novedad se produjo el lunes luego de su cita con el cardenal Juan Luis Cipriani. A la salida, junto con su esposa Nadine, declaró –rosario en mano– “que pertenecemos a una familia católica, conservadora y creemos que la familia es el núcleo de la sociedad, conformado por el hombre, la mujer y los hijos”.
El cardenal Cipriani debe haber sonreído de satisfacción al oír esas declaraciones de Humala, mientras que la prensa amiga de su candidatura –como el diario La Primera– saludó el encuentro con entusiasmo: ‘Ollanta con la Iglesia’.Pero habrá que ver cómo reciben este acercamiento los sectores que pensaron que Humala significaría un avance en los derechos de los colectivos de diversidad sexual o de la mujer. Hay temas, como la despenalización del aborto, en los que no caben medias tintas ni sirven los malabares del lenguaje.
Ese mismo lunes, después de ver al cardenal, Humala se reunió con los exportadores y dijo que “nos comprometemos a mantener una estabilidad jurídica en el país”. Pero después vino lo mejor: “Las reglas no van a cambiar de la noche a la mañana, nos comprometemos a trabajar de la mano con las inversiones, porque para que el Perú gane todos tenemos que ganar, incluyendo los inversionistas, sean nacionales o extranjeros”.
Mientras el nuevo presidente de Confiep señaló que la inversión privada de más de US$50 mil millones prevista para este año no se frenará por las elecciones ni por el eventual crecimiento de Humala, otros quisieron aprovechar una ligera alza de la cotización del dólar –por razones estacionales– para crear un pánico supuestamente originado por el crecimiento electoral de Humala, tal como antes lo quisieron hacer con Susana Villarán en la municipal 2010, o con el ‘nacionalista’ en el año 2006.
Humala debe ser consciente de que la credibilidad de sus replanteamientos requiere esfuerzo. Lo ayudaría, por ejemplo, mostrar un equipo económico con personas que sí proyecten confianza a la inversión en vez de algunos dinosaurios que hoy lo acompañan. Pero también debe ser consciente de que esto le puede hacer perder un voto que lo respaldó al inicio por razones opuestas a las que hoy defiende.
Lo que sí resulta inadmisible y vergonzoso es que ciertos políticos y periodistas que se rasgan las vestiduras por la estabilidad y el crecimiento, estén dispuestos a petardearlos para beneficiar su interés político, inventando pánicos que solo están en su falta de valores, en su mediocridad y en sus billeteras.

Las fortalezas y debilidades de los principales candidatos presidenciales

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Jueves 24 de marzo de 2011
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JUAN AURELIO A. JULIO PÉREZ L. Comercio

El lunes pasado, un día después de enterarse de que había vuelto a caer en las encuestas, a Alejandro Toledo no se le ocurrió mejor idea que visitar el mercado de frutas y dejarse fotografiar rodeado por piñas (olvidó que la palabra piña es sinónimo de mala suerte). “La política es un programa en vivo y todos esos detalles que ellos creen que pasan desapercibidos, la gente los captura en el aire”, comenta Ximena Vega, vicepresidenta regional de Mayo Publicidad.
Al margen de los descuidos, para la publicista, el sube y baja de los últimos sondeos se explica por otro factor: “Según los estudios de comportamiento del consumidor, las personas ven el futuro como algo lejano. Si les preguntas por algo que va a ocurrir en dos o tres meses, no cuestionan qué harían. Lo toman en serio conforme se acerca la fecha. Por eso los resultados de las encuestas recién se sinceran”.
Para el médico psiquiatra y psicoanalista Alberto Péndola, los cinco postulantes que lideran la intención de voto se encuentran inmersos en una “patología bipolar”. “Es decir, manía depresión. Apenas suben están felices y cuando bajan ven culpables por todos lados. Reflejan una sociedad que no encuentra un justo medio de entusiasmo”.
Ambos coinciden en que, en general, los candidatos no tienen una estrategia clara de comunicación. Prueba de ello es que con el tiempo se desordenaron de tal manera que empezaron a responder solo a temas mediáticos y terminaron apabullados por el día a día. El que arremete contra otro, sacrificando su propia agenda, se dispara a los pies.
Otro de los errores recurrentes en la campaña, que se ve con mayor notoriedad en los casos de Toledo,
Keiko y Castañeda (precisamente los que más bajan o se encuentran estancados), es el recurso de concentrarse en los logros del pasado. Según los expertos, el hecho de ya ser conocidos y no plantear nuevos temas genera un efecto de desgaste.
DOS CON NOTA APROBATORIA¿Y cómo se explica el ‘boom’
PPK? Para Vega, basta un ejemplo: “Castañeda apareció con una señorita ecuatoriana, no supo explicar quién era y quedó como si fuera su ‘trampa’. Su gran error es no saber manejar situaciones imprevistas [...] PPK, en cambio, no se abruma, toma todo con calma. Lo importante no es qué le pasa al candidato sino cómo responde”.
Con respecto al debate en torno a su nacionalidad, Péndola deja la siguiente reflexión: “Él puede ser nuestro primer presidente gringo, pero si va a EE.UU. se va a encontrar con un presidente negro. En nuestro inconsciente imaginario seguimos pensando y hasta necesitando que nos gobierne un foráneo. En Chile tienen La Moneda, en Argentina la Casa Rosada, en el Perú tenemos la casa de Pizarro”.
En tanto, la mezcla emocional con rasgos racionales que ofrece la campaña de Ollanta Humala parece ser la más efectiva. ¿Cuál es la receta? Buscar revertir la imagen de agresivo y antisistema y ofrecer propuestas con nombre propio para lograr mayor credibilidad.
El otro yo de los candidatos
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ALEJANDRO TOLEDO
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FORTALEZASEl ex presidente del país tiene experiencia y parece preocupado por el pueblo. Los ciudadanos tienen una buena percepción de su primer gobierno y basa en ello su estrategia, lo que es una lectura correcta de su posicionamiento. Es por ello que utiliza un mensaje racional: lo hizo bien antes, por lo tanto está preparado para hacer un buen gobierno. En general, se muestra seguro de sí mismo y eso en el márketing político es muy bueno.
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DEBILIDADES
No ha difundido propuestas novedosas como parte de su plan de gobierno. A este problema se suma que el candidato de la chacana ha caído mucho en la provocación y la población peruana ha podido ver, a través de la prensa, su lado vehemente y soberbio. Estos comportamientos juegan en contra de su imagen de estadista líder. Se ha distraído con los ataques y eso ha generado que su mensaje pierda la fuerza que necesita.
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RECOMENDACIONES
Según los expertos, Alejandro Toledo debe enfocarse nuevamente en la campaña proselitista y comunicar sus propuestas. En ese aspecto, necesita con urgencia dar señales de evolución. También debe bajar el tono de las respuestas que brinda a los periodistas de los medios de comunicación. Otra sugerencia es utilizar mejor la plataforma de los medios digitales en las próximas semanas, ya que esta ha sido muy tradicional y no invita al comentario o la crítica.
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KEIKO FUJIMORI
FORTALEZAS
Proyecta seriedad y eso da confianza. El apellido y sus ofrecimientos se relacionan con las virtudes del gobierno de su padre Alberto Fujimori y crean un lazo fuerte con el electorado fujimorista. En las exposiciones de propuestas se ha manejado muy bien, como toda una profesional, madura, conocedora de la realidad del país y cercana con la gente, entusiasta y calmada. Tal como a su padre, esta imagen la ha favorecido.
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DEBILIDADES
La candidata Fujimori les habla a los que ya la conocen y mantiene a su mismo electorado (fiel), pero no gana nuevos adeptos. Aquellos que no simpatizan con su padre, Alberto Fujimori, difícilmente votarán por ella. Se presenta como la mujer perfecta, no tiene errores y esto en márketing político le resta cercanía con la gente. Por momentos es muy fría, racional y se nota que le falta peso político y experiencia para gobernar.
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RECOMENDACIONES
Según los especialistas en márketing y publicidad, la candidata de Fuerza 2011 necesita mostrarse más como una mujer luchadora y defensora de sus convicciones, no como, por ejemplo, una ama de casa comprensiva e inocente. También se le recomienda que deje clara la relación que tiene con su padre, su madre y los actos de corrupción que hubo en el gobierno de la década del 90. Además, debería mostrar más su plan de gobierno.
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OLLANTA HUMALA
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FORTALEZAS
Queda claro que el candidato de Gana Perú se ha humanizado. Ha cambiado esa imagen agresiva, combativa por una de moderación, con un discurso integrador y conciliador. Puede dialogar con el gran empresario o con la gente de la calle. Todo ello ha sido clave para su ascenso. Su mensaje es emocional con un tono de comunicación adecuado. Sin duda, tiene una estrategia bien estructurada que se basa en una relación horizontal con los que menos tienen.
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DEBILIDADES
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De vez en cuando, el candidato Humala parece perder un poco la dirección y su sonrisa se transforma en una mueca agresiva. Eso es algo que debe controlar hasta el fin de la campaña. Además, la imagen del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, como aval de su candidatura sigue siendo un argumento que juega en contra de sus posibilidades para llegar a la segunda vuelta y le da la razón a aquellos que dicen que en el fondo Humala no es honesto. No ha cambiado.
RECOMENDACIONES
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Según los expertos consultados por El Comercio, Ollanta Humala debe mantener su estrategia hasta el fin de las elecciones. En la medida en que lo haga y siga mostrándose como una persona preocupada por los menos favorecidos, sensible y líder del cambio, sus posibilidades de pasar a la segunda vuelta se incrementarán. Como una recomendación adicional, el candidato de Gana Perú debería reforzar su participación en Internet.
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LUIS CASTAÑEDA
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FORTALEZASLas obras realizadas en su generoso paso por la Alcaldía de Lima y la imagen de que cumple lo que promete son las claras fortalezas de su campaña. Y en eso parece apoyarse toda la estrategia del candidato del Partido Solidaridad Nacional: “Obras más que palabras”. Asimismo, Luis Castañeda se muestra como un líder experimentado, tiene imagen de persona trabajadora y sensible a las necesidades prácticas de los ciudadanos.
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DEBILIDADES
Tal vez el punto más débil de la candidatura de Castañeda está en su rostro: su sonrisa no es creíble, parece forzada. Su imagen corporal muestra inseguridad, no es bueno cuando da entrevistas a los periodistas porque tampoco es bueno con las palabras. Ha recibido muchos ataques y no ha respondido bien: Pasó de “mudo” a contestón y eso ha hecho que sus obras, en las que se basa su campaña, pierdan credibilidad. Para los expertos está mal asesorado.
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RECOMENDACIONES
Su mensaje es muy racional y en el márketing político eso no funciona. El candidato es evaluado en términos de carisma y simpatía, y luego en confianza y eficacia. Debe dejar de caer en las provocaciones de sus contrincantes, trabajar en su comunicación personal y reforzar su discurso de obras (no solo en Lima, sino para todo el Perú). Los expertos coinciden en que si no da un giro en su estrategia seguirá perdiendo votos en favor de los otros candidatos.
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PEDRO PABLO KUCZYNSKI
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FORTALEZASHa aprendido de experiencias como la de Obama en Estados Unidos y ha enfocado su campaña en los jóvenes y las redes sociales (es el único que dialoga en esta plataforma). A diferencia de todos los demás, se muestra moderno, a la vanguardia, experto y muy bien informado. Además, a pesar de su edad, su carisma y jovialidad han sido la causa de su ascenso. Además, su mensaje es bastante emocional, lo cual es fundamental en estas lides.
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DEBILIDADES
Para el electorado, aún no se muestra claro con el asunto de su nacionalidad. El candidato de Alianza por el Gran Cambio debería aclarar esto con firmeza. Además, algunos arranques de mal humor contradicen ese carisma que ha mostrado a lo largo de la campaña. Asimismo, su asociación con Lourdes Flores Nano puede resultar negativa para algún sector del electorado que ve esa relación como un contrasentido en el ámbito político y personal.
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RECOMENDACIONES
PPK no debe caer en las provocaciones ni perder la paciencia. Debe mantenerse ecuánime (nada de “¡no, no, no!”) con imagen de experto y seguir con su estrategia en redes sociales de forma participativa, con mucho diálogo. Además, según los expertos, debe seguir recordando a los votantes su labor protagónica en el gobierno de Alejandro Toledo y presentarse como aquel que marcó el rumbo de la bonanza económica que vive el Perú en la actualidad.

domingo, 20 de marzo de 2011

Botes y rebotes

Dom, 20/03/2011
Por Augusto Álvarez
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Movimientos electorales que perfilan una final incierta.
Las tendencias electorales indican que, a solo tres semanas de la primera vuelta, la distancia entre el primero y el quinto puesto se sigue acortando bastante, por lo que Magdalena Chú y su equipo de la ONPE deben prepararse bien para trabajar a marcha forzada con el fin de evitar el grave problema de la última elección municipal.
Alejandro Toledo. En bajada. Alerta roja en el cuartel general chakano. Hace rato que dejaron de crecer y ya aparecieron indicios más sólidos de caída. Tantos disparos del gobierno empezaron a tener efecto. Hay señales de que algunos de sus votos están migrando hacia PPK –a quien perciben como el nuevo candidato de Alan García pues Luis Castañeda no da fuego–, lo que explica el bombardeo intenso con Tomahawks como el de la nacionalidad. Recién ahora se verá si Toledo tiene capacidad de recuperación y si es tan buen candidato como se jacta.
Keiko Fujimori. Estacionada. Su candidatura es la más estable de la competencia: una roca firme en la quinta parte del electorado.
Por ahora, su estrategia rayos X –‘no respire, no se mueva’– le funciona: no baja pero tampoco sube, aunque esto puede convertirse en problema serio –para ella– si es que otros candidatos siguen creciendo. Su plan es colarse en la segunda vuelta sin pelear con nadie y, entonces, recoger el apoyo de Palacio y de todos los que se han bronqueado con Toledo.
Luis Castañeda. Desubicado, mal. Su candidatura anda enredada, con poca relevancia en el interior y en las zonas rurales, y perdiendo fuerza en Lima por su gran dificultad para comunicarse con la gente y por su elevada intolerancia frente a la crítica o a cualquier comentario que no sea hecho con la franela. Palacio de Gobierno y sus medios de comunicación ayayeros se han empezado a aburrir de él. En busca de un nuevo bombón electoral luego del fracaso con la rubia ecuatoriana.
Ollanta Humala. Creciendo. Sigue acercándose al ansiado segundo lugar gracias la insistencia en propuestas sobre seguridad, anticorrupción y grietas sociales del modelo económico. Ha recuperado, en las encuestas, la percepción de líder de la oposición al gobierno. A su favor estará el hecho de que los mismos medios y periodistas que lo atacaron sin misericordia en la elección pasada ya han sido instruidos para que reinicien el bombardeo. Eso sería su principal gasolina.
Pedro Pablo Kuczynski. En alza. Sigue creciendo y con un tamaño que ya lo vuelve jugador relevante en la competencia, aunque la duda es si le alcanzará el tiempo para meterse en el segundo puesto. Su presencia en los niveles pobres y en el interior es escasa. Su problema está fuera del Internet.
Alan García. Ahora sí. Dispuesto a todo para zamparse en la campaña con el fin de impedir su pesadilla en la segunda vuelta: que esta sea disputada entre Toledo y Humala

PUNTO DE VISTA: ¿Quién sabotea al líder?

Por: Ben Schneider Empresario* 19 Marzo 2011

Desde la oficina más humilde de una empresa en un mercado emergente hasta el despacho más lujoso de una gran corporación transnacional, los ejecutivos se empeñan no solo en hacer las cosas bien y sobresalir, sino que aspiran a liderar. Solo con liderazgo se consiguen logros importantes, como lanzar productos o servicios innovadores, impactar mercados, cambiar hábitos de consumo y mejorar las condiciones de vida de la sociedad. Pero son pocos los que llegan. Hay muchos factores que influyen en el fracaso:
-limitaciones en la educación,
-en recursos económicos,
-en aptitudes innatas y hasta
-interviene la suerte.

Pero un estudio realizado por los doctores Morris, Ely y Frei en 50 países, publicado en el “Harvard Business Review”, da cuenta de que, en un alto porcentaje, son las mismas personas las que sabotean su propio ascenso.

Si alguna de sus respuestas a las siguientes preguntas es afirmativa, empiece a preocuparse.

– ¿Enfatiza usted en demasía sus cualidades y objetivos personales?
El verdadero liderazgo implica lograr que otras personas sean mejores como resultado de la intervención del líder. Ciertamente, mediante un permanente ‘autobombo’ no se logra liderar.
– ¿Está usted sobreprotegiendo su imagen pública?
Cuando un individuo se preocupa demasiado por su imagen, desperdicia mucha energía así como oportunidades y pierde tiempo valioso en perseguir resultados concretos.
– ¿Usted ve a sus competidores como si fueran enemigos?
Este comportamiento intoxica, deteriora y debilita a la persona y la vuelve insegura.
– ¿Usted pide permiso antes de actuar?
La paciencia es una gran virtud, implica ser disciplinado y ayuda a mitigar el riesgo, pero esta virtud puede atentar contra el éxito de un líder. Este debe asumir retos, tomar decisiones, a veces ir contra la corriente y, en ocasiones, deberá pedir perdón antes que pedir permiso.
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El siglo XXI demandará cada vez más y mejores líderes, para asumir los desafíos que plantea un mundo globalizado, turbulento e inestable.

(*) Presidente de Indra en el Perú. Director del MBA de la U. del Pacífico

martes, 15 de marzo de 2011

La meta de la medicina es ayudar a vivir y a morir bien

La meta de la medicina es ayudar a vivir y a morir bien

La intervención tecnológica debe encontrar límites en la decisión autónoma de cada paciente o de quienes mejor conozcan su pensamiento.
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Carlos GherardiAutor de "Morir y vivr en Terapia Intensiva"
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Ya es habitual que conozcamos por la información periodística innumerables casos que plantean como conflicto central diversos aspectos relacionados con el fin de la vida y donde siempre la muerte está vinculada con acciones que la provocan o la permiten.
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Hay tres cuestiones que conviene precisar.
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En primer término lo más importante es saber que la difusión pública de los casos es sólo la expresión mínima de una situación cotidiana que ya está instalada desde hace décadas en la sociedad.
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En segundo lugar hay un importante reconocimiento que debe tenerse claro y es que se trata de un problema de toda la sociedad y no de la medicina.
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Finalmente, no es bueno creer que la solución se encontrará, en cada país, con la más refinada técnica legislativa o la mejor decisión judicial.
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La discusión de cómo vivir y cómo morir se instaló para siempre y con extensión creciente en la segunda mitad del siglo XX por el reconocimiento del ejercicio pleno de la autonomía de los pacientes para decidir sobre sus vidas y en medio de una época signada por el progreso tecnocientífico de la medicina.
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En el ejercicio del nuevo derecho apareció la calidad de vida por delante de la cantidad de días o años por vivir y el dato biográfico de la persona deberá prevalecer por sobre el número biológico que registra la ciencia.
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En la creación inconsciente e insensible del mantenimiento de una vida biológica en situaciones clínicas claramente irreversibles la medicina deberá recordar que su meta no es evitar la muerte, sino ayudar al buen vivir y al buen morir.
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Pero aquí el imperativo tecnocientífico que domina a la sociedad promueve un agravamiento de la producción de esta situación clínica y un aumento en el ejercicio de este nuevo derecho. El imperativo de hacer todo lo posible no encuentra límites y nos lleva a una medicina de medios y no de fines.
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La medicina lo ofrece y la sociedad lo compra porque muchas veces es instada a ejercer la elección en virtud de una autonomía equivocada que es víctima y consecuencia de la progresiva ausencia de una decisión médica indispensable.
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Y así las cosas el paciente puede ejercer libremente un rechazo al tratamiento cuando su conciencia se lo permite y negarse a ser sometido a nuevas acciones médicas aunque con tal decisión pueda efectivamente perder la vida. Pero cuando no puede ejercer su autonomía porque la ha perdido por la naturaleza de enfermedad o por las acciones sucesivas que se han emprendido para salvarlo (estados vegetativos o irreversibles), no se puede invocar el ejercicio de aquello que se ha perdido.
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La vida es sagrada para todos, mas allá de la creencia religiosa, aunque sólo sea por el milagro de vivirla. Lo sagrado de la vida de un hombre sólo puede ser determinado por ese mismo hombre, según lo que Dworkin ha llamado sus intereses críticos. En estos casos el sentido de su vida estaría dado por la elección de su propia muerte. Sería razonable que si no pudiera hacerlo y no lo hubiera dispuesto antes, lo hicieran por él quienes mejor conocieran su persona y sus valores.
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La vida será siendo sagrada, pero su comienzo y su final han sido invadidos por la técnica que los hombres han creado en nombre del progreso y que ahora tenemos que administrar.
* Dr. Carlos Gherardi, autor de "Morir y vivr en Terapia Intensiva"

PUNTO DE VISTA: Humanizar el proceso de morir

Cuidado paliativos
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Humanizar el proceso de morir
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No es que el paciente quiera morir, lo que no quiere es sufrir.
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Es entonces cuando a los médicos, tienen la obligación de aliviar su sufrimiento.
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Dr. Jacinto Batiz, Jefe de la Unidad de Cuidados Paliativos del Hospital San Juan de Dios en Santurce, Vizcaya
Revista DolorAño 7/ Vol. V/ 2010

Introducción

No podemos ignorar ni mirar hacia otro lado cuando el enfermo nos manifiesta que no desea continuar viviendo de la manera en que lo está haciendo: acompañado por un sufrimiento continuo e insoportable. No es que quiera morir, lo que no quiere es sufrir. Es entonces cuando nosotros, los médicos, tenemos la obligación de aliviar su sufrimiento.
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Tal vez, la primera pregunta que nos debiéramos hacer es ¿cómo podemos humanizar el proceso de morir? Cuando, a lo largo de nuestra experiencia, cuidamos el final de la vida de las personas a quienes la ciencia médica no ha podido curar de una grave enfermedad, aprendemos que en esos momentos necesitan de nuestro acercamiento humano. Si no les abandonamos en esa situación tan difícil, aliviamos su insoportable dolor y aquellos síntomas que les provocan disconfort; si limitamos las maniobras diagnósticas y terapéuticas inútiles y sedamos en la agonía en el momento que es necesario, siempre respetando sus valores, estaremos humanizando el proceso de morir.
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Ante un enfermo en situación terminal lo que se hace o se deja de hacer, con la intención de prestarle el mejor cuidado y permitiendo la llegada de la muerte, no sólo es moralmente aceptable sino que muchas veces llega a ser obligatorio desde la ética de las profesiones sanitarias.
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No abandonar al enfermo

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En la Facultad de Medicina se nos enseña a salvar vidas; de esta manera, vamos a interpretar como un fracaso profesional la muerte de nuestro enfermo. Sin embargo, es preciso que los médicos también comprendamos que la muerte es algo natural, porque cuando la rechazamos terminamos por abandonar al moribundo. Solamente, cuando seamos capaces de aceptarla como algo natural e inevitable, nos dedicaremos a cuidar a nuestro enfermo hasta el final y sin sensación de fracaso.
Él nos necesita cerca para aliviar su sufrimiento mientras llega su muerte; ya sabe que no somos dioses, lo único que desea es que no le abandonemos cuando más requiere nuestro acercamiento humano. Él ha comprendido que la técnica ya no le es útil para curar su enfermedad, pero extraña a las personas, a su familia, a sus amigos y a su médico. Quiere que le expliquemos lo que le va a pasar, que no le engañemos, pero todo ello con sensibilidad exquisita, que le ayude a comprender lo que necesita en esos momentos tan difíciles y únicos para él.
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Aliviarle el dolor
Para poderlo hacer bien, tal vez tengamos que abandonar nuestra tendencia a pensar que el dolor ajeno, el del enfermo, es un dolor exagerado, y el dolor propio, el nuestro, es un dolor insoportable.
No debemos permitir que alguien sufra dolor por nuestra ignorancia de cómo tratarlo, por temor a aliviarlo con la posología suficiente o por creencias erróneas. El paciente tiene derecho a ser aliviado de su dolor. Tal vez aceptamos que es un derecho, pero sigue siendo un problema universal. El número de consultas relacionadas con el dolor están aumentando, pero el tiempo que los médicos le dedican a cada una se reduce: 80% de los médicos consultados sobre este tema considera que las consultas relacionadas con el dolor seguirán aumentando; 72% admite no dedicar suficiente tiempo a la persona con dolor.
Los médicos tenemos el deber de aliviar el dolor del enfermo, y tenemos que tener presente que si dice que le duele es que le duele, y si dice que le duele mucho es que le duele mucho. Él será quien nos indicará la eficacia de la analgesia cuando nos diga –doctor, ya no tengo dolor. El tratamiento del dolor no es una cuestión opcional, sino un imperativo ético.
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Evitar tratamientos inútiles
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En nuestro país se puede morir mal por falta de cuidados paliativos y también se puede morir mal por exceso de tecnologías médicas. Son muchos los humanos en fase terminal que todavía mueren con el suero puesto y esperando un análisis o entubados en un servicio de urgencias.
Ni la obstinación terapéutica que llevaría al encarnizamiento ni el abandono son respuestas éticas ante un enfermo al final de la vida. Lo que se puede llegar a hacer para mantener a un paciente con vida es impresionante. Pero tenemos que tener muy en cuenta que tan importante como luchar por curarle, es saber parar cuando tenemos claro que es imposible. La limitación del esfuerzo terapéutico no es ninguna forma de eutanasia, sino una buena práctica médica; aunque sabemos que suele ser más fácil poner que quitar.
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Sedar cuando lo necesite
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La sedación en la situación clínica de agonía es un tratamiento adecuado cuando los enfermos padecen sufrimientos intolerables en los pocos días u horas que preceden a su muerte, y que no han respondido a las intervenciones paliativas. Un paciente con enfermedad terminal, oncológica o no, puede presentar en sus momentos finales algún síntoma que le provoque un sufrimiento insoportable, que puede ser difícil o imposible de controlar. Esto obliga al médico a disminuir la conciencia del que agoniza para garantizar una muerte serena. La sedación, si está bien indicada, bien realizada y autorizada por él, o en su defecto por la familia, constituye una buena práctica médica. En la medicina humana no tiene cabida la incompetencia terapéutica ante el sufrimiento terminal, con tratamientos inadecuados que pueden ser insuficientes o excesivos, ni tampoco la tiene en el abandono.La correcta asistencia a los moribundos implica que se recurra a la sedación cuando sea rigurosamente necesaria, tras haber fracasado todos los tratamientos disponibles para el alivio de los síntomas. La sedación en sí misma no es buena ni mala. Lo que puede hacerla éticamente aceptable o reprobable es el fin que busca y las circunstancias en que se aplica.
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¿Y si desea la muerte?
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Deseo también responder a esta pregunta, que es lo mismo que decir abordar el tema de la eutanasia.
El asunto de la muerte en nuestra sociedad está más orientado a evitar hablar de ella que a hacerle frente de forma seria y decidida. En la actualidad, la discusión sobre la muerte está centrada en la eutanasia.
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El debate sobre la eutanasia
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En este debate participan los círculos académicos dedicados a la filosofía moral, la filosofía jurídica, la ética médica, el derecho penal... Por si fuera poco, a través de casos célebres, como el de Ramón San Pedro y el de Inmaculada Echevarría, el tema de la eutanasia ha mantenido su presencia en los medios de comunicación, sin que se tratase de casos de eutanasia, sino de suicidio asistido y de limitación del esfuerzo terapéutico, respectivamente. Sobre la eutanasia, cualquier tertuliano sin profesión identificada se permite opinar en los programas de televisión y radio; a la vez que lo hace sobre los divorcios de los famosos o de la crisis económica, habla sobre las decisiones o investigaciones científicas. La eutanasia siempre será un tema que provocará la toma de posición ante ella y ante el que la opinión pública está muy sensibilizada.
Los debates que se contemplan en los medios de comunicación casi siempre confunden más que aclarar a los ciudadanos las dudas que se plantean sobre el tema, pero además no creo que sean de interés para el verdadero protagonista de este asunto, que es el ciudadano enfermo que solicita alivio a su sufrimiento al final de su vida.
Permítanme explicar, desde mi punto de vista, cómo se plantea el debate público sobre la eutanasia. Al ciudadano se le ofrecen dos alternativas: por un lado, vivir las últimas fases de una enfermedad incurable con dolor grave y sufrimientos de todo tipo, generalmente en el abandono; por otro lado, solicitar un final lo más rápido posible. Ante este dilema no es raro que se opte por la eutanasia. El planteamiento que se hace con bastante frecuencia cuando un periodista nos encuesta sobre la eutanasia suele ser el siguiente: “¿A usted le gustaría que le practicaran la eutanasia en caso de que padeciera una enfermedad irreversible y tuviese dolores insoportables?” Ante semejante pregunta es fácil contestar que sí. Las conclusiones que plasmará seguidamente el autor de la encuesta en el titular de su periódico será que la mayoría de los ciudadanos está a favor de la eutanasia.
Después de estar muy cerca de los moribundos durante muchos años y haber aprendido cómo vivir cuando ellos inician el proceso de morir, mi impresión es que no desean de nosotros que hagamos de nuestra ayuda a morir bien un debate moral ni un debate legal; tan sólo desean y esperan de nosotros un debate asistencial. Los profesionales sanitarios, que cuidamos a los enfermos que sufren, creemos que los progresos de la Medicina Paliativa han provocado el ocaso de la noción de eutanasia como liberación del dolor insufrible.
El Panel de Expertos para el Alivio del Dolor y Cuidados Paliativos de la OMS, en 1990, estableció lo siguiente: “los gobiernos deben asegurar que han dedicado especial atención a las necesidades de sus ciudadanos en el alivio del dolor y los cuidados paliativos antes de legislar sobre la eutanasia”. Este comité de expertos llegó a la conclusión de que con el desarrollo de los métodos modernos de cuidados paliativos, cualquier legislación sobre la eutanasia es completamente innecesaria.
Por mi parte, creo que un gobierno que antes de desarrollar un programa de cuidados paliativos, apruebe una legislación permisiva sobre la eutanasia, comete algo que puede ir desde una frivolidad hasta una irresponsabilidad.Una cultura que no da un significado a la última fase de la vida, hace que la actitud de repulsión hacia esta etapa se vuelva parte de su narrativa cultural, y empuje a médicos y a pacientes hacia la eutanasia.
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¿Por qué una persona enferma solicita la muerte?
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Desear tener una buena muerte, morir bien, es una legítima aspiración de los seres humanos. Por ello, los profesionales de la salud estamos obligados a ayudar a nuestros enfermos a que mueran bien. Pero, ¿verdaderamente desean la muerte?, ¿cuál es la demanda auténtica de un agonizante que pide la eutanasia? Cuando un enfermo dice: ¡Acabemos con esto!, ¿cómo debemos comprenderlo?, ¿que acabemos con su vida?, ¿que acabemos con ese dolor insoportable que padece?, ¿con su angustia?, ¿con su soledad?
La Dra. Cicely Saunders, de quien muchos aprendimos a través de sus escritos, en uno de los que abordan este asunto de la eutanasia decía lo siguiente: “Si un enfermo pide la eutanasia es porque echa de menos a alguien, y este alguien en muchos casos es el médico. Muy a menudo la petición de hacedme morir debe traducirse por aliviadme el dolor y prestadme atención. Si se satisfacen estas dos necesidades, generalmente la petición no vuelve a repetirse”.
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Hay enfermos que nos dicen en ocasiones: “Doctor, me siento una carga para mi familia, ¡ayúdeme!, ¡no quiero seguir viviendo así!”. La petición individual o social de la eutanasia debe ser considerada generalmente como una demanda de mayor atención y suele desaparecer al aplicar los principios y la práctica de los cuidados paliativos; cuando se soluciona el “así”. El enfermo necesita sentirse querido por los suyos, sentir que sigue siendo importante, valorado por lo que es y que no necesita cambiar. Todo esto será para él un motivo para querer seguir viviendo. Fue Nietzche quien dijo: “El que tiene un porqué para vivir, puede soportar casi cualquier cómo”.
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Cuando fui a saludar a una mujer que acababa de ingresar en nuestra Unidad, lo primero que me preguntó fue –Doctor, ¿me practicará usted la eutanasia?–, yo le respondí con otra pregunta: ¿por qué desea la eutanasia? Ella me dijo –Porque no quiero sufrir–. Yo le prometí que le ayudaría a aliviar su sufrimiento hasta los extremos que fueran necesarios. A partir de entonces, todo el equipo asistencial comenzó a ayudarle a no sufrir. Desde entonces aprendimos que el enfermo en realidad nos pide que aliviemos su sufrimiento, aprendimos que detrás de esa petición “quiero morir” hay un trasfondo que significa “quiero vivir o morir de otra forma”. El paciente pide ayuda y si no comprendemos el sentido profundo de su petición, determinamos que desea la muerte.
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La única cuestión que nos preocupa a los médicos es ¿qué le ocurre al enfermo para desear la muerte? Cualquiera con un poco de experiencia en la atención a personas graves sabe que, cuando una solicita la muerte, es muy importante averiguar qué hay realmente detrás de esa petición. Tal vez sea una llamada de atención para que se le alivie el dolor o se le ponga remedio al insomnio insoportable. Quizá sea una queja encubierta para que se le trate de una manera más humana o se le haga compañía. Sencillamente, para que se le explique lo que le está ocurriendo.
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La tentación de la eutanasia como solución precipitada se da cuando un individuo solicita ayuda para morir y se encuentra con la angustia de un médico que quiere terminar con su sufrimiento porque lo considera intolerable y cree que no tiene nada más que ofrecerle. Los médicos nos sentimos fracasados cuando no podemos curar, pero debiéramos ser conscientes de que el verdadero fracaso es tener que admitir la eutanasia como solución alternativa al alivio de síntomas y a la comunicación. El fracaso se produce cuando nos planteamos quitar la vida a alguien porque no sabemos cómo mejorar su malestar ni cómo modificar las circunstancias personales en las que está viviendo.
.Tal vez, si transformamos el miedo en seguridad, el paternalismo en autonomía, el abandono en compañía, el silencio en escucha, el dolor en alivio y la mentira en esperanza, quien pidió la eutanasia, no volverá a solicitarla.
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¿Cómo debemos actuar los médicos?
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Aunque la muerte es inevitable, morir malamente no lo debiera ser tanto. Cuando algo se hace o se deja de hacer con la intención directa de producir o acelerar la muerte del enfermo, entonces corresponde aplicar el calificativo de eutanasia. La atención médica al final de la vida debe evitar su prolongación innecesaria, pero también debe evitar su acortamiento deliberado.
El Código de Ética y Deontología Médica de la Organización Médica Colegial de España vigente nos recuerda a los médicos cómo debemos actuar:
“El médico tiene el deber de intentar la curación o mejoría del paciente siempre que sea posible. Y cuando ya no lo sea, permanece su obligación de aplicar las medidas adecuadas para conseguir el bienestar del enfermo, aún cuando de ello pudiera derivarse, a pesar de su correcto uso, un acortamiento de la vida. En tal caso, el médico debe informar a la persona más allegada al paciente y, si lo estima apropiado, a éste mismo”. CEDM. Cap. VII. Art. 27.1.
“El médico no deberá emprender o continuar acciones diagnósticas o terapéuticas sin esperanza, inútiles u obstinadas. Ha de tener en cuenta la voluntad explícita del paciente a rechazar el tratamiento para prolongar su vida y a morir con dignidad. Y cuando su estado no le permita tomar decisiones, el médico tendrá en consideración y valorará las indicaciones anteriores hechas por el paciente y la opinión de las personas vinculadas responsables”. CEDM. Cap. VII. Art. 27.2.
“El médico nunca provocará intencionadamente la muerte de ningún paciente, ni siquiera en caso de petición expresa por parte de ése”. CEDM. Cap. VII. Art. 27.3.
El teólogo Juan Masiá también nos da algún consejo en este sentido: “Dejar a la muerte que llegue sin empeñarse en prolongar artificialmente la agonía, sin miedo a usar los analgésicos y los recursos paliativos necesarios para aliviar el dolor y el sufrimiento”.
Frente a la eutanasia, la Medicina Paliativa propone humanizar el proceso de morir no abandonando al enfermo, aliviando su dolor, evitando los tratamientos inútiles, sedando cuando lo necesite y siempre teniendo en cuenta sus deseos.
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¿Hablamos de lo mismo?
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En muchas ocasiones se juega con la ambigüedad de las palabras y se entretiene con la confusión que existe alrededor de las prácticas que nada tienen que ver con la eutanasia, como el cese de tratamientos inútiles o laprescripción de analgésicos o sedantes para aliviar los dolores y las angustias. Sobre todo, a veces se nos hace creer que no existe más que una alternativa para el sufrimiento extremo: el acto de provocar deliberadamente la muerte.
Eutanasia pasiva es la cesación o no inicio de medidas terapéuticas fútiles o innecesarias en un enfermo que se encuentra en situación de enfermedad terminal. Este término no debe utilizarse ya que estas actuaciones no constituyen ninguna forma de eutanasia y deben considerarse buenas prácticas médicas.
Eutanasia indirecta es cuando a veces podría adelantarse la muerte como resultado del efecto secundario de un tratamiento analgésico o sedante. Pero este término tampoco debe emplearse. Sería mejor emplear doble efecto.
Eutanasia es la acción u omisión directa e intencionada, encaminada a provocar la muerte de una persona que padece una enfermedad avanzada o terminal, a petición expresa y reiterada de ésta.
Cuando aplicamos las medidas terapéuticas que son proporcionadas, evitando la obstinación terapéutica, el abandono, el alargamiento innecesario y el acortamiento deliberado de la vida, estamos realizando una buena práctica médica: ayudar a morir bien.
A modo de conclusión
¡Con qué facilidad la ley pretende dar solución al sufrimiento de estos enfermos! ¡Qué pena que solamente se hable en los medios de comunicación de las personas en fase terminal cuando se trata el tema de la eutanasia!¡Qué pena que nos preocupemos más en legislar sobre nuestros pacientes que en cuidarlos y aliviarlos como se merecen y de formar a nuestros profesionales para que lo hagamos cada vez mejor! El enfermo en fase terminal no desea que le eliminemos, quiere que le cuidemos y que le aliviemos hasta que se muera. Pero es verdad que tenemos que saber responder a la pregunta: ¿y si desea la muerte?
Una ley de eutanasia podría generar desconfianza hacia los profesionales de la salud al entenderse que su aplicación no sería indiferente para la economía de una institución sanitaria. ¿El médico puede ser el cuidador de la salud de las personas y ser capaz de poder producir, al mismo tiempo, su muerte intencionada?
Una ciencia médica que necesita de la eutanasia tiene que transformarse tan pronto como sea posible en una medicina que procure cuidados cuando ya no hay curación. Estudios muy rigurosos muestran que la petición de eutanasia por parte de los enfermos disminuye al mejorar la formación de los profesionales en el tratamiento del dolor y en cuidados paliativos.
Los profesionales de la salud tenemos que aprender a ayudar a morir bien y a brindar todas las técnicas de acompañamiento al moribundo y a su familia. El médico debe estar preparado para escuchar algo más que una petición de morir. El progresivo incremento de las enfermedades crónicas constituye actualmente un paradigma que ya no se puede considerar como cuestión marginal en la enseñanza de las Facultades de Medicina. No es lo mismo aprender a tratar a un enfermo agudo que a uno crónico, del mismo modo que hay diferentes prioridades asistenciales entre el paciente que se encuentra en cuidados intensivos y el que está en situación de enfermedad terminal. La demanda social de medicina paliativa es un buen ejemplo para entender la urgencia de formas curriculares más adaptadas a las necesidades de la sociedad.
Todas las personas tienen derecho a una asistencia sanitaria de calidad, científica y humana. Por tanto, recibir una adecuada atención médica al final de la vida no debe considerarse un privilegio, sino un auténtico derecho
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lunes, 14 de marzo de 2011

Elecciones movedizas

Elecciones movedizas
Lun, 14/03/2011 - 05:00

Por Javier Diez Canseco (*)
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Un terreno electoral cambiante caracteriza la elección de abril. En la última encuesta nacional de la PUCP, la distancia entre el segundo y cuarto lugar es de 3%, es decir, casi el nivel de error de la encuesta. Entre la intención de voto de Fujimori, 19%, y Humala, 16%, la distancia se achica. Pero la tendencia del segundo es a crecer (ha incrementado en 7% su intención de voto entre diciembre y marzo) y la de Fujimori es a decrecer (cae de 22% a 19% entre esos tres meses). La segunda vuelta podría colocar a Humala entre los competidores, lo que se reafirma si vemos que el tercero en carrera, Luis Castañeda, está empatado, apenas 1% encima de Humala y con una firme tendencia a la baja en los últimos meses, al caer desde puntajes que le daban hasta 22% en enero pasado.
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Otros factores marcan la encuesta. Toledo sigue cayendo en su intención de voto, moderadamente, de 29% a 27% entre enero y marzo, afectado por sus contradicciones y una campaña mediática fuerte en la que ha jugado un papel directo Alan García, a través de su secretario presidencial y del pico a pico en el que cayó Toledo sobre el tema de las compras de alcohol, perfumes o ropa desde Palacio.
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Por otro lado, Kuczynski, con un orquestado y abrumador apoyo mediático, habría jalado votos de su ex jefe Toledo y de Castañeda, logrando 10% de intención de voto. El porcentaje no es muy significativo si evaluamos el arroz con mango que lidera: el PPC y Alianza para el Progreso son fuerzas que tuvieron importante votación en Lima metropolitana y el norte del país, pero no la ha capitalizado el gringo. Tiene fuerte resistencia a nivel popular. Los recientes anuncios de su jefe de programa, Pablo Secada, de reducir las vacaciones de 30 a 15 días para los nuevos trabajadores (jóvenes) y suprimir la CTS, reafirman el rechazo en los sectores más populares, la mayoría electoral, una valla que difícilmente superará.
Pero nada es definitivo, sobre todo con la incondicionalidad mediática que muestran las complacientes entrevistas a las que es sometido en radio y TV.
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Su intención es atraer sectores de jóvenes reinventándose como un “profesional” no político, reescribiendo su historia. Pero esta es, en realidad, la de un lobbista que ha desempeñado múltiples cargos políticos desde los gobiernos de Belaunde y Toledo, comprometido en privatizaciones como Edelnor y LAP con el fujimorismo, y en serios escándalos a favor de grandes transnacionales como la Occidental y los contratos petroleros con Belaunde, el caso del aeropuerto Jorge Chávez, la entrega a Camisea a sus amigos y ex empleadores de Hunt Oil y los cambios del contrato para permitir la exportación del gas.
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El escenario se muestra volátil, pues entre 36% y 15% de quienes han expresado su voluntad de voto por algún candidato, podrían cambiarlo. Ello revela que queda mucho por hacer en convencimiento de los electores. Pero es evidente que algunos vienen en sostenida caída y otros en marcada tendencia al alza. Y la potencialidad de Humala, única candidatura que ha expresado el compromiso de cambiar el modelo económico y de plantearse un crecimiento con redistribución de la riqueza y reforma tributaria (en un país en el que 75% electores demanda cambios radicales y/o progresivos en la política económica y un porcentaje cercano a los dos tercios se opone a las privatizaciones), tiene posibilidades si reafirma con decisión las propuestas que lo hacen un parteaguas con los demás.
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Pero no podemos obviar otros elementos llamativos: el Apra no alcanzaría el 5% de intención de voto, quedándose en 3%. Otras fuerzas desaparecerían del escenario, como es el caso de Kouri y Barba, así como de FS. El Apra signado por la corrupción generalizada y el descalabro de su candidatura presidencial y lista parlamentaria. Cambio Radical, por el oportunismo de su lista parlamentaria, unida por intereses personales. Y FS, por su penoso manejo de lo que fue una oportunidad de contribuir a una unidad de fuerzas progresistas, colocando por delante su interés de forjar un perfil propio. Al final, quedarían sin soga y sin cabra.
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*Candidato al Congreso por GANA PERÚ

martes, 8 de marzo de 2011

SALUDO POR DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER 2011

Saludos a todas las MÉDICAS LOAYCINAS,
en el DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER..



NUESTRO RECONOCIMIENTO A LAS MÉDICAS LOAYCINAS,
CONMEMORANDO LA LUCHA HISTÓRICA
POR MEJORAR LA VIDA DE LA MUJER.


Recordando la II CONFERENCIA INTERNACIONAL
DE MUJERES SOCIALISTAS, (Copenhague 1910)
que aprobara por unanimidad el establecimiento
del Día Internacional de la Mujer Trabajadora
como método de lucha por la causa
de la mujer. Gracias a la propuesta
hecha por una mujer socialista alemana,
Clara Zetkin.


MML MOVIMIENTO MÉDICO LOAYCINO
08 marzo 2011